Diario ampliado del Padre Pedro Font

Expedición colonizadora, 1775-1776


Friday, March 1, 1776 EN -- Dia 1. de Marzo. Viernes. Dixe misa. Salimos de la Laguna graciosa á las ocho de la mañana, y á las cico y cuarto de la tarde paramos en el parage de la Rancheria del Buchon, haviendo caminado unas treze leguas con el rumbo, 13. como tres as nordeste, una al nornordeste, dos al norte, dos al nornoroeste, tres al noroeste por la playa, y dos al nornoroeste. El dia amanecio con neblina y siguio todo él con cegales; y con el viento oeste muy fuerte y frio, que despues se levantó, tuvimos un dia bien penoso. El camino sigue algo apartado del mar, y como unas tres leguas por lomas de arena, ó medano, subiendo y baxando: despues se baxa una cuesta larga hasta llegar á la laguna grande, que me parecio algo estero, cerca la qual hay una rancheria: luego sigue unas tres leguas por tierra llana; despues de la qual siguen otras lomas, y medanos, hasta salir á la playa, y en ellos hay algunas lagunas de agua no muy mala, que está encarchada sin poder salir al mar sino algun poco cuando llueve, y se llenan mucho; y en estos ultimos medanos es menester coger á tiendas el camino, porque como el viente muda continuamente las arenas, no hay señal ni rastro de camino en aquel pedazo: despues sigue unas tres leguas haste llegar cerca de una punta de serrania, que sale para el mar, y es la Sierra de Santa Lucia, muy alta, aspera, y larga, que aqui empieza, y remata en la Mission del Carmelo, cerca de Monterrey: y desde aqui ya se dexa el mar. La Rancheria del Buchón se llama assi porque cuando vino la primera expedicion del Sr Portolá vivia en esta Rancheria un Indio Capitan muy principal llamado Buchón, famoso en toda la Canal por valiente, y por los daños que alli havia hecho con sus guerras; y supe que actualmente vivia aun una muger suya principal (que otra concubina suya se hizo christiana y estaba en la Mission de San Luis casada con un Soldado) á la qual reconocian los gentiles, y le tributaban tal qual de sus semillas: pero el ya murio. Este parage es de muy linda agua, y mucha leña, la que nos sirvio, muy bien. La playa que seguimos en todo este camino es muy escassas de conchas, y vi en ellas muy pocas, aunque algunas algo especiales y exquisitas: y pienso si tal vez sera por ser aquel mar muy bravo en la costa, y de mareas muy crecidas.

Saturday, March 2, 1776 EN -- Dia 2. Sabado. Dixe missa. Salimos de la Rancheria del Buchon á las ocho de la mañana, y a las onze y tres quartos llegamos á la Mission de San Luis Obispo, señalada en el Mapa con la letra D. haviendo caminado unas quatro leguas, con el rumbo, como una al norte, y lo restante al nornoroeste y noroeste, declinando algo al oeste un poco antes de llegar. El dia estuvo sereno, pero frio, que desde la Punta de la Concepcion para adelante, muda mucho la tierra de aspecto y de temperamento, bien que es sano. Al amanecer se despacho un correo á la Mission avisando nuestra llegada. Al salir de una cañada, como a una legua del parage, passamos por el pie de una loma, de entre cuyas peñas vimos en el mismo camino algunos manantiales de brea que alli nace: despues entramos en los llanos que llaman de San Luis, en los quales hay algunos atascaderos, con agua encharcada, y en uno, que es el peor, se atascaron las mulas, y se cayó alguna gente, con lo que tuvimos alguna detencion. Salieron al camino á recibirnos el P. Ministro de la Mission de San Luis, Fr. Joseph Cavaller, y el P. Fr. Pablo Mugártequi; y al llegar á laMission nos esperaba en la puerta de la Yglesia revestido con capa, y con incensario, el P. Fr. Juan Figuer, y reciviendonos con repiques de campanas, y la Guardia con tiros, entramos á la Yglesia cantando el Te Deum, y fue nuestra llegada de reciproca y muy grande alegria. Está la Mission de San Luis situada en un hermoso parage de un altito immediato á un arroyo de bellissima agua, cerca la Sierra de Santa Lucia, y á tres leguas del mar, con tierras muy fertiles, y lindas milpas. La fabrica de la Mission consiste en un Jacalon grande quadrilongo, que tiene una sala quadrada en medio, y quatro quartos, ó divisiones, una en cada esquina de la sala, y esta tiene dos puertas, y son las que le dan luz, una que entra á la sala, y otra que sale aún patio pequeno en donde está la cozina, y corrales: y separado de este está otro Jacal que sirve de Yglesia: á un lado estan unos jacalitos, ó divisiones que sirven de habitacion á otros, y en donde duermen en cerradas las muchachas doncellas convertidas, á las quales llaman las Monjas, y estan baxo la instruccion y cuydado de una muger de un soldado algo anciana, á quien llaman la maestra, y esta les enseña a coser, y á ser asseadas, y ya lo hacen muy lindamente como si fueran españolitas; y en frente la Mission está la guardia, y los Jacalitos, ó rancheria que llaman, de los Indios Christianos, con lo qual se forma una media plaza: pero toda esta fabrica, aunque curiosamente hecha, es de tule, palizada, y algo de adobe, por no haver havido providencias para hacer otra cosa, y por consiguiente arriesgada á incendios. Los Indios de esta Mission so limpios, asseados, y mas bien carados, y vistosos que los de ninguna otra Nacion de quantas he visto: y las mugeres usan un tupe, que lo forman cortandose el cabello de adelante, y dexandolo corto que les sobresalga un poco por encima la frente, y el cabello restante se lo amarran detras ó lo dexan suelto á la espalda, como dixe de las Indias de la Canal, pero aquellas no son tan bien caradas y asseadas como las de San Luis, que estas á mas de buenas caras, tienen unos ojos bien rasgados, vivos, y lucientes, negros, y algo grandes: su color es entre obscuro y claro, agradable; y hay Indias tan bien caradas quasi como las Españolas: son limpias, y asseadas, assi ellos como ellas, en quanto cabe á tal classe de gentes, y no hieden como otros Indios; y á mas de esto ellas son afables y amigas de españoles, que les quadran, motivo porque los Soldados se desordenaron tanto con ellas quando en estos contornos estuvieron una temporada haciendo matanza de ozos, para matar la hambre que alli padecieron en tiempo del Sr Fages, por haverles faltado el avio. Los hombres tienen las orejas agujeradas, aunque no usan de muchos colgajos; y las mugeres usan sus pendientes. Son estos Indios de la Nacion Nochi, y me parecieron mas joviales y tratables que otros. Su trage en la gentilidad es, los hombres desnudos como los demas, y las mugeres usan unas cobijas de pieles de venado, y de nutria. Saben hacer coritas con mucha diversidad de labores, y de cualquier figura que se las pidan, y hasta sombreros, como el Sr Ansa le hicieron uno que les pidio. Tanta abundancia y diversidad de coritas como hay en la Canal no pude averiguar á punto fixo en donde se fabrican, y yo me inclino á que las mas se fabrican en esta nacion Nochi, que es al que habita en los Tulares que están ya cerca de esta Mission. Lo cierto es, que en toda la Canal no vi fabricar ninguna corita, lo que tal vez huviera visto si alli se hiciessen; si no es que las hagan dentro de sus jacales, á los quales no pude entrar porque no lo permiten, como dixe. Algunos padres son de sentir que las hacen en la Isla de Santa Cruz, y que aquellos Indios las traen a la canal y tierra firme para comerciar con ellas. Unos soldados, que fueron al otro lado de los Tulares en busca de unos desertores, á los quales no pudieron prender, y solo lograron quitarles las armas, quando bolvieron dixeron que por alli havian visto mas coritas, y mas primorosas que en la Canal; y siendo esto assi se sigue que las fabrican estos Indios Nochis, que son los que habitan los Tulares, de los quales hablaréen su lugar.

Sunday, March 3, 1776 EN -- Dia 3. Domingo. Dixe la missa ultima, y en ella prediqué á la gente quatro palabras sobre el Evangelio, que era de la Transfiguracion, aplicando la gloria del Tabor algusto que todos tuvimos de llegar á aquella Mission tan linda, y descansar en ella un dia, y animando á todos á la perseverancia en la paciencia de lo que despues se podia ofrecer, pues aquel no era mas que descando transitorio para cobrar aliento para perseverar hasta llegar al termino; assi como christo les dio á sus discipulos aquel dia de gloria para animarlos a emprender la carrera del apostolado, á que los tenia destinados, y á sufrir los trabajos que les esperaban. &c. &c. Despues de missa bautizé solemnemente un Indio parvulo como de siete años, cuyo padrino fue el Sr Comandante Ansa y se hizo el bautismo con toda solemnidad de repiques y tiros de escopita: y nos detuvimos este dia. Observe la altura de esta Mission, y la halle, sin correccion, en 35°.8'.1/2. y con correccion, en 35°.17'.1/2. Y assi digo: En la Mission de San Luis Obispo, dia 3. de Marzo de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 48°.4'.

Monday, March 4, 1776 EN -- Dia 4. Lunes. Dixe missa, y me despedi de mi paysano el P. Caveller, y de sus dos companeros, que estuvieron en todo muy expressivos. Salimos de la Mission de San Luis Obispo á las nueve de la mañana, y á las quatro y tres quartos de la tarde paramos en un parage llamado la Assumpcion, á orillas del Rio de Monterey, con quien se ha juntado ya el Rio de Santa Margarita, haviendo caminado unas diez leguas, con el rumbo, como una al nordeste, quatro al norte, una al nornoroeste, dos al noroeste, y dos al oestnoroeste. Al salir entramos luego por una cañada larga, por la qual corre un lindo arroyo, y en toda ella, que es muy frondosa, hay varios arboles, entre los quales vi muy hermosos laureles; y subiendo por ella, atravessamos un ramo de sierra, que sale de la sierra de Santa Lucia, y se enlaza con otra serrania, que fuimos dexando á la derecha, detras de la qual estan los Tulares, y esta sigue hasta la boca del Puerto dulce en el extremo del Puerto de San Francisco, endonde remata: despues baxamos por unas lomitas, y prados muy verdes, y con sus arroyos, que forman el rio de Santa Margarita, al qual llegamos á las cinco leguas, y en este parage hay una corta rancheria: despues fuimos por tierra llana hasta el parage, como un valle, que tiene á la izquierda la sierra de Santa Lucia, y á la derecha la otra sierra dicha. Todo el camino, y estos llanos estan llenos de robles muy gruessos y altos, de buenas y grandes bellotas; y tambien hay muchos alisos, y pinos con buenos pinones de cascara dura, y estos son tan frondosos, que empiezan sus ramas desde cerca del suelo, y siguiendo en diminucion rematan quasi en punta piramidal: y en lo alto de las sierras se ven bastantes pinabetes y otros arboles. Hay por alli unos paxaros, que llaman carpinteros, los quales hacen en los troncos de los robles unos agugeros redondos, y en cada agujero meten una bellota tan bien metida, que con dificultad se puede sacar, y de este modo hacen ellos su provision y cosecha: y hay robles todos entachonados de bellotas en los troncos.

Tuesday, March 5, 1776 EN -- Dia 5. Martes. Dixe missa. Amanecio buen dia; y poco antes de salir llegó correo de San Luis con cartas que escrivieron los Padres paraque llevassemos á la Mission del Carmelo, y no las escrivieron el dia que estuvimos alli por platicar con nosotros; porque como estan tan solos, y distantes entre si, es dia especial el dia que ven gente. Salimos del parage le la Assumpcion á las ocho y tres quartos de la mañana, y á las quatro y quarto de la tarde paramos en la orilla del rio de San Antonio, en el parage llamado el Primer vado, haviendo caminado unas diez leguas con el rumbo, como tres quasi al norte, cinco al noroeste, y dos al oestnoroeste. Al salir vadeamos el rio de Monterey sin dificultad, que por haver llovido poco este año no estaba crecido, el qual tiene pocos vados, y suele ser atascoso; y caminamos unas tres leguas por cerca de él: con cinco leguas mas llegamos al rio del Nacimiento, el qual mas abaxo se junta con el rio de San Antonio, y este con el de Monterey: y ultimamente llegamos al parage, que es á orillas del rio de San Antonio, y principio de una larga cañada, por la qual viene dicho rio, que sale de la sierra de Santa Lucia, de la qual salen tambien los demas que he nombrado. En este parage nos mortificaron algo las pulgas, que aunque ya las haviamos sentido en las Missiones, pero no tanto como aqui por estar muy hambrientas, falcas, y de duro aguijon, y que no eran pocas: y esto parece plaga en aquellas tierras, particularmente en calentando un poco el tiempo: de modo que no solo las hay en las casas, y jacales, sino tambien en los campos, y en los caminos, y en qualquier parte que uno se pare, se hallan.

Wednesday, March 6, 1776 EN -- Dia 6. Miercoles. Amanecio buen dia, y dixe missa. Salimos del parage del Primer vado á las siete y tres quartos de la mañana, y á las quatro de la tarde llegamos á la Mission de San Antonio de los Robles, señalada en el mapa con la letre E. haviendo caminado diez leguas largas, con el rumbo, unas quatro al oeste y oestnoroeste, dos al noroeste, dos quasi al norte, y dos al noroeste, y algo al oestnoroeste antes de llegar. En el camino ayer vimos bastantes robles, pero oy muchos mas, y muy grandes, que por esso se llama essa cañada la cañada de los robles, y por ella viene el rio, al qual vadeamos tres vezes, la qual al principio es algo estrecha, pero despues ensancha bastante: y como una legua antes de llegar está el sitio de la Mission antigua, que la mudaron en donde se halla ahora por ser parage mejor y con el agua del rio mas permanente y segura. La Mission de San Antonio esta situada en la sierra de Santa Lucia (la qual, como dixe, empieza un poco mas abaxo de la Mission de San Luis, y siguiendo la costa, va á rematar cerca la Mission de San Carlos del Carmelo) en una Cañada no muy angosta, y larga unas diez leguas, muy llena de grandes robles, por lo qual se llama la Mission: San Antonio de la Cañada de los Robles; y es el parage muy bueno, de lindas tierras, y con suficiente agua del rio que sigue dicha Cañada, pero algo apartado del mar; que aunque por el ayre havra unas ocho leguas, es menester un dia largo para llegar á la costa por lo muy fragoso que es el camino para atravessar la sierra de Santa Lucia, que está de por medio, la qual es muy alta y quebrada, y en la costa forma grandes arrecifes: y assi la Mission está quasi al principio de la cañada, antes de internarse en la sierra, en la qual hay mucha abundancia de robles, encinos, y pinos, y por consiguiente, mucho piñon, y bellota, por lo qual tiene la Mission gran cria de puercos Los Padres de la Mission, que eran el P. Fr. Francisco Dumets, Ministro de la Mission del Carmelo, que havia venido á esta por haver ido á aquella á curarse el P. Fr. Miguel Prieras, que estaba enfermo, y el P. Fr. Buenaventura Sitjar, Mallorquines, nos recibieron con especial regozijo: y ofreciendo con mucha generosidad lo que tenian, dieron luego un cerdo á los Soldados de escolta de Tubac, y otro á los Arrieros del Sr Comandante, y luego sacaron bastante manteca de puerco que se repartio entre la gente, que mucho tiempo havia no la probaba. La fabrica de esta Mission es mejor que la de las otras, porque es de adobe y de buen techo de terraplen y buenas vigas, como que la madera les sobra: tiene una sala, y al un extremo dos quartitos; y otra pieza al otro extremo, por la qual se entra á la Yglesia, que está seguida: y de la sala se sale á un patio, en donde hay un suficiente patio con cozina, horno, y otras oficinas, y corrales. Están immediatamente la huerta, y las milpas, al rededor de las quales han hecho los Padres con la ayuda de los Indios una muy grande cerca, que lo encierra todo, y muy bien hecha y de buenos palos, y lo mas de ella es de palo que llaman del Brasil. Por fin me parecio una Mission muy buena y de lindas conveniencias y proporciones. Los Indios Christianos que la componen, (que serian y unas quinientas almas) son totalmente distinctos de los demas que he visto hasta aqui: son de la Nacion que habita en la sierra de Santa Lucia, y no supe como se llama, ó si tiene nombre: son chiquitos de cuerpo, desmedrados, y feos, assi hombres como mugeres, y se viven esparcidos por aquellas serranias y quebradas en su gentilidad sin especial conocimiento de Dios; los hombres van desnudos, y las mugeres llevan alguna cobija, aunque á los christianos tal qual procuran vestir los Padres, como dixe: las mugeres no usan tupe, como las de la Canal, y San Luis; y no cuydan el cabello ni ellos, ni ellas, y vi varias mugeres con las caras rayadas, y algo señaladas como acostumbran los Pimas: su lenguage es muy escabroso, y de dificil pronunciacion por tanto chasquido como tiene, el qual ha aprendido el P. Fr. Buenaventura con una aplicacion continua, y trabajo particular; y ha escrito tambien la doctrina en la lengua, pero como no hay letras para expressar tanto chasquido, chiflido, y pronunciacion guttural, barbara y ridicula, se ha valido de la K, y de varios accentos y figuras, con lo qual sale la doctrina tan dificil para leerla como para pronunciarla: pero los Indios ya rezan en castilla, y en esta lengua rezan á lo menos una vez al dia. Creo que el mayor trabajo es el hallarse entre el gentilismo tanta variedad de lenguas incultas y barbaras: y aqui me acuerdao, que quizas á esto se puede atribuir aquella repugnancia, que sentia el Apostol Santo Thomas para venir á predicar á las Indias la Fe de Jesuchristo, como refiere el Vble Yllmo Sr Dn Fr. Julian Garces, en su Carta, que escribio en favor de los Indios al Summo Pontifice Paulo III. en la qual dice que solia decir el Santo á Jesuchristo: Quocumque mitte me praeterquam ad Indos: cuya carta esta impressa en el principio del primer tomo de los Concilios Mexicanos: y á este sentido pienso se puede entender sin violencia aquel texto del Psalmo 104. que habla de la pena que afligia el casto corazon de Joseph hallandose en Egipto preso y sin poder hablar, ó privado por entonces de hablar: Ferrum pertransiitanimam ejus, donec veniret verbum ejus: porque se hallaba en una tierra, y entre una gente, cuyo idioma ignorava, y no entendia: Linguam, quam non noverat, audivit. Ps.80. v.6. Porque no hay cuchillo de dolor que atormente mas al corazon de un Ministro que desea servir á Dios en el ministerio de la conversion de las almas, ni trabajo mayor como verse entre unas gentes de tan diversos lenguages y tan barbaros, y sin tener modo de entenderse con ellos, como pondera bien el P. Vieyra en el Sermon del Espiritu Santo tom. I.

Thursday, March 7, 1776 EN -- Dia 7. Jueves. Dixe missa, y despues oficié con el instrumento otra que cantamos con la possible solemnidad á San Antonio por la felixidad de nuestro viage, y descubrimiento, ó reconocimiento que ivamos á hacer del rio de San Francisco, que con lo que nos dixo el Sr Ribera de la noticia que havia dado el Piloto Cañizares que no havia tal rio, todos deseabamos este reconocimiento, para saber la verdad, y mas los Padres de alli; y aqui nos asseguraron que lo havia, pues varias vezes havian oido decir á los Indios de esta Mission, que al otro lado de la sierra, que en el camino dixe ivamos dexando á la derecha, havia mucha agua de modo que no se podia passar mas adelante al otro lado, y en esto decian bien porque por alli estan los tulares ya: pero como los Indios no suelen distinguir rio de no rio y en su modo acostumbran explicarse con decir, que hay mucha agua, en esto consistio el equivoco de los Padres, fundando la noticia que ya tenian muy creida de que existia tal rio. Obsevé la altura de esta Mission, y la halle, sin correccion, en 35°.53'.1/2. y con correccion en 36°.2'.1/2. Y assi digo: En la Mission de San Antonio de los Robles, dia 7. de Marzo de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 48°. 52'. Poco despues de medio dia llegó á esta Mission el Theniente de la Expedicion, que fue á seguir á los desertores, á los quales alcanzó y prendió un poco mas alla del Pozo salobre del Carrizal yendo para la Laguna de Santa Olalla, y los dexó presos en la Mission de San Gabriel, y fue su llegada de mucho gusto para todos. Dixo que recuperó todo el hurto, excepto algunas bestias que se perdieron, y otras pocas que le mataron en la sierra madre, y en San Sebastian los Indios delinquentes de San Diego, en donde halló mas de doscientos juntos, los quales se le presentaron armados como queriendole impedir el passo: y traxo de aquel parage algunas reses, de las que se quedaron alli cansadas y desparramadas quando pegaron estampida desde el parage de San Gregorio, las quales dexo con las bestias en San Gabriel. Nos refirio el modo como cogio á los presos, y lo que les suceedio en aquel dia; y el motivo que tuvieron para executar el hurto, y la fuga, por declaracion que luego le hicieron de todo los mismos presos. Fue el caso, que mientras estuvimos en San Diego el Cabo de la Escolta de San Gabriel se enamoro de una muchacha de la Expedicion, y como no tenia que regalarle para congraciarse con ella, persuadió á los Arrieros que le diessen de lo que venia á su cargo, y condescendiendo estos, le dieron chocolate, y otras cosas: de donde se siguio que el primer motor de este desorden, y el mas culpado fue el Cabo. Passados unos dias reconocieron los Arrieros y mozos, que ya havian hurtado bastante, y que havian de ser descubiertos, por lo qual empezaron á meditar la fuga: y para esto se compusieron con un soldado de aquella escolta, que estaba malcontento, y tambien andaba pensando como podria huirse. Este pues les dixo, que la noche que entrasse de cavallada se proveyessen bien de tabaco, abalorio, y otras cosas del jato, y que con el silencio de la noche se irian con las bestias de la cavallada, con el seguro que nadie se lo podria impedir como que estaban á su cuydado, y assi lo executaron: y dixeron, que el abalorio lo querian regular á los Yumas para que los passassen en el rio; y que el animo que tenian era en llegando á Sonora, ó en la Cieneguilla, repartirse las bestias, y colorear su fuga con el alzamiento de San Diego, esparciendo la voz, y diciendo, que los Indios nos havian matado á todos, y que solos ellos havian podido escapar. Dixeron tambien, que la noche antes que el Theniente los prendiesse, uno de ellos dixo. Compañeros, el corazon me dice que mañana nos cogen: y que temerosos no pudieron dormir en toda la noche, y que antes de dia empezaron á caminar; pero que perdiendo el tino todo era dar bueltas sin adelantar nada, de modo que tres vezes bolvieron á la lumbre que havian hecho en donde havian parado, y que alli se detuvieron otra vez un gran rato, hasta que despues de mucho que havia salido el sol determinaron otra vez marchar, y que apenas empezaban á caminar quando les cayó el Theniente, al qual aunque á primera vista intentaron hacerle alguna resistencia con las escopetas que llevaban, al oir la voz con que les gritó. Detenganse al Rey: se quedaron cortados, y se le rindieron luego, que fue cosa bien particular y prodigiosa. Estos presos quedaron entonces assegurados en San Gabriel: y aunque el Sr ansa por su parte los destinó para peones de la fabrica en el Puerto de San Francisco, el Sr Ribera determinó dexar dos en San Gabriel, y mandó passar otros dos á San Diego, de donde se huyó uno que vino á alcanzarnos en el rio colorado despues, como dixe; y como tan amante de los Soldados, al Soldado dessertor, que por haver huido estando de Centinela tenia delito capital, no le dio mas castigo que borrarle la plaza de soldado, con lo qual lo libró de que lo passassen por consejo de guera; y al Cabo, que tenia la principal culpa, como era algo pariente suyo no le hizo el menor cargo.

Friday, March 8, 1776 EN -- Dia 8. Viernes. Dixe missa. Amaneció el dia muy bueno y claro. Salimos de la Mission de San Antonio de los Robles á las ocho y tres quartos de la mañana, y á las tres y quarto de la tarde paramos en la orilla del Rio de Monterey en el parage llamado Los Ossitos, haviendo caminado unas nueve leguas con el rumbo, como dos al nordeste, tres al norte, y algo al nornoroeste hasta passar un ramo de la Sierra de Santa Lucia, que es con el qual se forma la Cañada de los robles, y lo restante al noroeste. El camino al principio va por un ramo de serrania hasta baxar á una cañada ancha llamada la Cañada de San Bernabe: y despues sigue llano por un valle muy largo, que lo forman á la izquierda la Sierra de Santa Lucia, y á la derecha la serrania dicha que va para el puerto de San Francisco, por medio del qual corre el rio de Monterey, haviendosele ya juntado el rio de San Antonio, el qual trae bastante agua, y es de caxa profunda, y tiene sus orillas de un lado y otro por algun trecho muy emboscadas con alamos, y otros arboles chaparros, y camina como al noroeste hasta la mar. Toda la tierra es bien empastada y buena.

Saturday, March 9, 1776 EN -- Dia 9. Sabado. Dixe missa. Como á media noche llovió un poco y amanecio el dia con algunas nubes y ayre frio pero no llovio mas. Salimos del Parage de Los Ossitos á las ocho de la mañana, y á las tres y quarto de la tarde paramos en la orilla del Rio de Monterey en el parage llamado Los Correos, haviendo caminado diez leguas con el rumbo, como seys al noroeste quarta al oeste, y las restantes al oestnoroeste. todo el camino sigue por unas llanadas bastante estendidas, que son valle que ayer dixe, y á una vista del rio de Monterey, el qual va lo mas muy encaxo nado, y con bastante alameda que riega en sus creciente quando sale de madre. Como á las seys leguas está el parage llamado la Soledad, y me dixeron que se llamaba assi, porque en la primera Expedicion de Portolá preguntaron á un Indio su nombre y respondio: Soledad: ó les sonaria assi. En él, y en el camino salieron á vernos algunos Indios, que son ya distinctos de los de San Antonio, y Sierra de Santa Lucia, y algunos algo ladinos que nos hablaron alguna palabra en castilla, y uno nos preguntó por el Capitan Dn Fernando en donde estaba, y nombrandolo por su nombre. Determinó el Sr Comandante desde aqui despachar correo mañana a Monterey para dar aviso de nuestra llegada, y escribimos los dos al P. Presidente Fr. Junipero Serra, suplicandole viniesse algun Padre al Presidio, paraque pudiessemos cantar una missa en accion degracias.

Sunday, March 10, 1776 EN -- Dia 10. Domingo. Dixe missa. Antes de amanecer empezó á llover, y prosiguio todo el dia lloviendo á ratos poco ó mucho, con lo que llegamos á Monterey muy mojados, y solo al llegar suspendio un poco el agua, pero quedando el orizonte muy cargado y cubierto. Despues de missa se despachó el correo que ayer dixe. Salimos del parage de Los Correos á las nueve y quarto de la mañana, y á las quatro y media de la tarde llegamos al Real Presidio del Puerto de Monterey senalado en el mapa con la letra F. haviendo caminado unas diez leguas con el rumbo, las ocho al oestnoroeste, y las dos ultimas al oeste no cabal. Al salir fuimos siguiendo el rio de Monterey unas quatro leguas hasta el parage llamado Buenavista; y luego dexando el rio a la derecha fuimos siguiendo por unas lomas y baxios, y á la mitad de este tramo está el otro parage llamado El Toro rabon, despues del qual ya se empieza á descubrir la sierra de pinos, que forma el puerto de Monterey. El camino, como todo, de lindo pais, verde, frondoso, florido, fertil, hermoso, y lucido. Llegamos al Presidio con mucha alegria de todos, sin embargo de la mojada que llevamos, que no teniamos cosa seca, en donde nos recibieron con los tiros de artilleria, que son unos cañones pequeños que alli hay, y los Soldados disparando sus escopetas. El Real Presidio de Monterey está situado en un llano que hace sierra de Pinos, que aqui remata, immediato al mar, y como á un quarto de legua del Puerto de Monterey. Su fabrica consiste en un quadro; en un lienzo del qual está la casa del Sr Comandante, y el almazen en donde vive el Almacenero; en otro lienzo está una capillita, y el quartel ó la guardia de los soldados; y en los otros dos lienzos hay algunos jacales y cortas habitaciones de las familias y gente que alli vive, todo de palizada y lodo, y algo de adobe: y el quadro de dicho Presidio ó plaza, que no es grande, lo cierra una muralla de palos, ó estacada. Todo ello es cosa bien corta, y por falta de habitacion vive la gente con bastante incomodidad; y no es por falta de materiales, pues hay cal, y la madera sobra, sino por falta de providencias dirigidas a esse fin. El Sr Comandante se huvo de alojar en el almacen, yo en un quartito muy sucio, y lleno de cal, y la demas gente se acomodó en la plaza con las tiendas, y como pudo. El Puerto de Monterey consiste en una pequeña rinconada de poco resguardo, que hace la Punta de Pinos, la qual se alarga como tres leguas al mar, y forma con la Punta de Año Nuevo, que sale al mar como doze leguas, una grande Ensenada, pero muy abierta; y por esto lo que se llama Puerto tiene poco abrigo, y apenas ninguno contra el noroeste, que alli reyna mucho, á mas de que es tan pequeño, que con dos Barcos se llena, y tiene tambien poco fondo. La Punta de Pinos respecto del Presidio de Monterey, de quien dista como tres leguas, cae quasi al norte; y la Punta de Año nuevo respecto del Puerto de quien dista unas diez ó doze leguas, cae como al noroeste. El Titular del Presidio es San Carlos y se llama: San Carlos de Monterey; y de este titulo participa su Mission immediata, que se llama por este respecto, de San Carlos; y San Joseph por el Yllmo Sr Dn Joseph de Galbes que dio a la Mission una hermosa Imagen del Sr San Joseph, como patrono principal que lo invocó de todo aquel nuevo establecimiento; y del Carmelo, porque este es su primitivo nombre desde el primer descubrimiento hecho por mar por el General Dn Sebastian Vizcaino.

Monday, March 11, 1776 EN -- Dia 11. Lunes. Por la mañana vino de la Mission de San Carlos del Carmelo el Muy Rdo P. Presidente de las Missiones Fr. Junipero Serra, con otros quatro Religiosos, que eran los asignados para las dos Missiones que se havian de fundar en el Puerto de San Francisco, es á saber, el P. Fr. Francisco Palou, el P. Fr. Joseph Murgiua, el P. Fr. Pedro Cambon, y el P. Fr. Thomas Peña, a darnos la bien venida con el Cirujano del Rey; quedandose en la Mission uno de sus dos Ministros, el P. Fr. Juan Crespi (que el P. Fr. Francisco Dumets, que era el otro, y dixe que estaba en San Antonio) y el P. Ministro de la Mission de San Antonio Fr. Miguel Prieras, que estaba enfermo. Fue grande y muy particular la alegria, que á su llegada recibimos todos; y despues de havernos saludado con muchas demonstraciones de cariño, se dispuso el ir á cantar la missa. Cantamos pues la Missa en decion de gracias de nuestra feliz llegada, la que canté yo en el altar, y la oficiaron los cinco Padres cantando con mucho primor, y con la mayor solemnidad que fue possible, coadyuvando á ella la tropa del Presidio, y la de la Expedicion con sus repetidas salvas y tiros de escopeta, que todo junto hacia saltar las lagrimas de regozijo. Despues del Evangelio, que por ocurrir casualmente la fiesta de Santa Francisca Romana, era el de Viduis, hize un breve sermon al auditorio, aplicando el evangelio á la Expedicion con la mayor propriedad que pude, para lo qual tome por Thema: Simile est regnum caelorum sagenae missae in mare, et ex omni genere piscium congreganti: y entré luego exhortando á dar gracias á Dios por nuestra llegada, y por la felicidad que tuvimos en el viage. Gracias á Dios, que tan benigno se ha portado con nosotros colmandonos de beneficios, y favoreciendonos en tan largo viage como á su mas querido Pueblo de YSrael. &c. Pero paraque esto se conosca mejor, vamos refiriendo los beneficios, que mas en particular hermos experimentado para que assi sepamos mejor rendirle á Dios las debidas gracias. No cuento con los beneficios que no alcanza á conocer nuestra corta apacidad, que estos sin duda son innumerables, sino con los mas palpables, y perceptibles de todos; con los que todos conocen y no pueden negar &c. Salimos de San Miguel, y anduvimos hasta Tubac por tierra de riesgo, endonde si nos huviessen salido Los Apaches sin duda huvieramos tenido desgracias. Seguimos desde Tubac hasta el rio Gila, y siendo aquel un transito de tanto riesgo, que aun á los Soldados y hombres de valor les tiemblan las carnes de passar por alli, nosotros lo passamos sin recelo, sin susto, y sin ver ni aun de lexos la cara de los enemigos. Entramos por la Gentilidad de los dos rios Gila y Colorado con la satisfaccion y seguridad como si entráramos por tierras de Christianos, y vadeamos el formidable rio Colorado sin la menor desgracia. Atravessamos los Medanos, por donde apenas se atreven á transitar los Indios por ser tierra tan mala que ni los Paxaros la habitan, y llegamos á los pozos de Santa Rosa, en donde, por haverlos hallado secos, sin duda huviera tal vez perecido la Expedicion por falta de agua; pero no quiso la Virgen de Guadalupe nuestra patrona que nos sucediesse tal desgracia, y assi en el dia y vispera de su fiesta, con el corto trabajo de abrir unos pozos, nos proveyó de suficiente agua para todos. Ya nos juntamos todos en San Sebastian; y no fue prodigio que con la nevada y temporal tan malo como nos hizo no pereciesse alguno? Assi como murieron de frio tantas bestias, no podiamos haver muerto nosotros? Pero que digo morir? Ni siquiera nadie se enfermó. En la Sierra de California no podian aquellos Indios, que acababan de destruir la Mission de San Diego como enemigos de los Españoles, haver intentado impedirnos el passo, y havernos dado que hacer, y que sentir? Pero como la Columna de luz y proteccion nuesta, Maria Santissima, nos guiava, llegamos con felicidad á San Gabriel. No fue menor la que experimentamos desde aquella Mission á este Presidio: pues passamos por tanta tierra de Gentiles, especialmente por la Canal tan poblada, y en todas partes los hemos hallado de paz, y dandonos buen passage: y sobre todo hicimos este pedazo de viage en el peor tiempo del año, pues como saben los experimentados, este es el tiempo de las lluvias en estas tierras, y en lloviendo se pone este camino intransitable; pero no quiso Dios que nos lloviesse para que con brevedad y felizmente llegassemos á este Presidio, haciendo este pedazo de camino en tan pocos dias quasi como si huvieramos venido á la ligera &c. Pero Padre, me direys: no nos llovio mucho ayer? no nos mojamos bien ayer en el camino? Es verdad que si, pero en esto está el mayor primór del beneficio que Dios nos hizo, disponiendo que por este medio lo conociessemos mejor: porque, decidme: si con la lluvia de ayer ya nos veiamos apurados, que huviera sido si nos huviesse llovido en los dias antecedentes? Pero no quiso Dios que nos lloviesse sino ayer, que ya llegabamos al termino de la caminata, paraque con la experiencia de este trabajo conociessemos los muchos de que Dios nos libró &c. porque con la experiencia de un trabajo, y á vista del peligro se conoce mejor un beneficio &c. El enfermo conoce el beneficio de la salud con la enfermedad. &c.&c. Estos beneficios nos hizo Dios: y por medio de quien? Por medio de nuestros Patronos la Santissima Virgen Maria de Guadalupe, el Principe San Miguel, y Nuestro Padre San Francisco; y es tan cierto esto que nadie lo puede dudar, y tan claro que qualquiera lo puede conocer; y hasta en el numero de los dias, que hemos gastado en esta larga caminata, están descifrados nuestros tres Patronos, con cuyo patrocinio hemos concluido el viage. Reparadlo bien: ciento sessenta y cinco dias cabales hemos gastado en el viage desde el dia 29. de Setiembre, que salimos de San Miguel, hasta el presente dia 11. de Marzo, en que concluimos nuestro viage dandole á Dios agradicidos este debido culto. Y quien no conoce, que en este numero de dias estan descifrados nuestros Patronos? El numero 165. se compone de tres cifras, que son el 1. el 6. y el 5. El numero 1. por si solo vale uno, y unido con otras cifras, aunque sean ceros, vale ciento, mil, y muchos miles &c. Y á quien mas propriamente puede significar este numero que á nuestra principal Patrona la Santissima Virgen de Guadalupe? Ella es la una, unica y electa, escogida entre millares, para Madre de Dios y amparo de los hombres, y baxo el titulo de Guadalupe la principal Patrona de esta America, que vale por ciento: y hasta en los rayos de luz que miramos en esta su Imagen, que ha sido el estandarte de la Expedicion, y nuestro consuelo en el camino, esta descifrado su patrocinio. Ciento y un rayos de luz se le cuentan á esta Soberana Ymagen, que tenemos presente, desde la cabeza hasta los pies, (era la Imagen de N. Sraa de Guadalupe, que yo llevaba, con la qual formaba el altar en el camino quando decia missa) en cuyo numero está descifrado el patrocinio de esta Soberana Señora, paraque entendamos que en el numero de ciento está significada nuestra principal y primera Patrona que es una que vale por ciento. &c. El segundo numero es de 6. que unido con otro vale sessenta, y en este numero 6. esta significado nuestro segundo Patrono el Principe San Miguel, que miramos retratado á los pies de la Soberana Ymagen de guadalupe, cuyo nombre Miguel, si bien lo reparays, consta de 6. letras. Este Principe, pues, rendido á los pies de aquella portentosa señal que aparecio en el cielo, y en el suelo de Mexico, obedeciendo al precepto de Dios le tributó la adoracion devida que le negaron los Angeles malos, á los quales se opuso haciendoles dura guerra hasta dexarlos vencidos. Y con que arma los vencio? Con aquel tan celebrado y repetido: Quis ut Deus; que consta de diez letras. Pues veis aqui en el numero sessenta retratado á nuestro Patrono San Miguel, porque el 10. que es Quis ut Deus, repetido por 6. que es Miguel, hace el numero de sessenta. Mas claro aun en el numero de 6. En aquella portentosa y espiritual batalla consta del Apocalipsis, que de todo el numero de Angeles, que componian los nueve choros, se perdió la tercera parte con su caudillo lucifer, quedando Miguel capitaneando á los demas Angeles buenos: pues, quien de nueve quita la tercera parte, que es tres, quedan seys: luego este numero de 6. representa á nuestro Patrono San Miguel, Principe y cabeza de toda la milicia Angelical&c. El tercer numero es 5. numero simple y solo: y que el numero mas proprio que este para significarnos á aquel humilde excelso y Santo singular, nuestro Padre San Francisco, nuestro tercer Patrono baxo el titulo de sus cinco portentosas llagas? &c. Con el patrocinio pues de nuestros Santos hemos llegado á Monterey con la felicidad que hemos experimentado. Y á que fin hemos venido? Para lograr el cielo, padeciendo trabajos en este mundo, y cooperando en estas tierras con el buen exemplo de christianos á la conversion de los Gentilas, cuyas almas son las preciosas margaritas que busca aquel mercader celestial Jesuchristo. Dichosos vosotros si correspondeys á tan alto designio como este á que soys llamados, y para el qual haveys sido escogidos. &c. Ahora entendereys lo que nos dice Christo en el Evangelio del dia de oy. Dice que el reyno de los Cielos es semejante á una red que se tira en el mar con la qual se cogen de todo genero de pescados: Simile est regnum &c. Reparad lo que sucede con la red, que todo es muy proprio de esta Expedicion. Echa el Pescador la red en el mar, y luego van entrando á ella muchos pescados; pero con diferente motivo: unos atraidos del cebo; otros llevados de la curiosidad; unos por seguir el exemplo y compania de otros; otros tal vez movidos de su mal natural por inquietar y romper la red; unos por fin porque son naturalmente buenos; y otros y los mas por incautos. Saca despues el Pescador la red á la playa, y escogiendo los peces buenos, arroja á los malos &c. &c. Assi tambien sucede en esta Expedicion. El Sr Comandante en nombre del Rey nuestro Señor echó la red de la recluta que luzo en Sinaloa &c. No dudo que entaron en la red y sentaron plaza con buena intencion de servir á Dios por este camino: pero quien sabe si muchos se moverian por el cebo de las riquezas y conveniencias que buscan? Quien sabe si algunos se agregaron á la Expedicion tal vez atraidos del mal exemplo y de la mala compañia, y con intento de destruir mas que de edificar, buscando la libertad de conciencia? &c. No presumo esto de nadie; pero si digo que si alguno vino á Monterey con fin torcido, procuren rectificar la intencion, y ya que son de los llamados sean de los escogidos; no sea que en el dia del juicio, se hallen pezes reprobados de Dios despues de haver tenido el trabajo de venir a una tierra en donde las conveniencias son padecer &c. &c. Demos pues á Dios las gracias &c. y yo en nombre de Dios, y del Rey nuestro señor se las doy al Sr Comandante Dn Juan Bautista de Ansa, de la paciencia, prudencia, y buen modo que como caudillo ha tenido en governar esta Expedicion, y le prometo que Dios le ha de premiar su trabajo &c. Y á todos vosotros os encargo no os olvideys de las obligaciones de buenos christianos, y que tengays presente lo que en el camino os he dicho en varias platicas para que tengays paciencia en los trabajos que en adelante se os ofrescan, y mereciendo con ellos vivays en gracia de Dios paraque en muriendo logremos vernos en el cielo &c. Dios quiso que saliesse todo tan bien y al intento que no pude concluir sin lagrimas. Despues de la missa determinaron los Padres bolverse a la Mission del Carmelo adonde por algunas ocupaciones precisas no podiamos ir nosotros hasta la tarde; por lo que condescendiendo en que se bolviessen los quatro Padres, logramos con instancias que se detuviesse á comer con nosotros el Rdo P. Presidente. Aunque amaneció algo nublado, y estuvo el dia neblinoso, intenté observar este Presidio, y lo logré bien que con algun trabajo, y no con la exactitud que pretendia. Observe la altura de este Presidio (bien que no fue la observacion totalmenta á mi gusto, y con la exactitud que deseaba, aunque puse en ella el mayor cuydado, por estar el dia muy neblinoso) y lo hallé, sin correccion en 36°. 27'.1/2. y con correccion en 36°.36'1/2. Y assi digo: En el Real Presidio del Puerto de Monterey, dia 11. de Marzo de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 49°.52' Se determinó que passasemos á la Mission del Carmelo, assi por condescender á las instancias del Rdo P. Presidente, como principalmente porque en el Presidio no huvo en donde hospedarnos: y á la tarde, quedandose en el Presido el Theniente de la Expedicion con la Gente conducida, salimos de dicho Presidio de Monterey el Sr Comandante, yo, y otros pocos Soldados, con el Rdo P. Presidente, el Proveedor, y el cirujano de Presidio, á las quatro de la tarde y á las cinco llegamos á la Mission de San Carlos del Carmelo, señalada en el mapa con la letra G. haviendo caminada una legua larga con el rumbo al sudoeste quatra al sur. Aqui nos recibieron los Padres, que eran siete, con singular alegria, y festivos repiques con las buenas campanas que alli hay, especialmente una grande que la traxeron por mar, á los que correspondian los soldados con sus tiros y salva, y acompanandones á la Yglesia, en cuya puerta nos esperaba revestido con capa pluvial el P. fr. Joseph Murguia, di agua bendita al Sr Comandante &c. adoramos la Santa Cruz, y entrando processionalmente á la Yglesia entonamos el Te Deum con mucho gusto, y lagrimas de contento por nuestra llegada; y despues de haver dado gracias á Dios, passamos á la habitacion y hospicio prevenido. Está la Mission de San Carlos del Carmelo situada en un altito immediato al mar, y pegado al rio del Carmelo, el qual desagua en una pequeña ensenada, que este parage se forma de la sierra de Santa Lucia, que aqui remata, y de la Punta de Cipreses, á la qual llamó Vizcaino el Puerto del Carmelo. Es excelente parage, y de tierra muy fertil. El temperamento frio en buena manera, y muy sano, aunque algo neblinoso, como sucede en toda aquella costa. La Mission tiene una Yglesia algo capaz, bien hecha, aunque de palizada y tule lo mas de ella, y algo adornada con algunos lienzos: divididos de ella estan tres quartos suficientes de adobe para habitacion de los Padres: tiene á parte cozina, fragua, y dos ó tres piezas mas. Aunque tiene las sierras immediatas, por estar entre el remate de la de Santa Lucia, y la sierra de Pinos, con todo es un bellissimo parage, y de vista alegre por estar tan immediata al mar, y en una tierra tan hermosa y florida que es una maravilla. Los Indios de esta Mission, que se cuentan ya como quatrocientos christianos, me parecieron algo tratables, no muy feos, ni hediondos como los de San Diego; se dedican á la pesca, y se logran en aquel parage muchos y buenos pescados; y á mas de la sardina, que es en mucha abundancia, y á vezes se coge sin trabajo, porque llega á varar mucha, se logra mucho y buen Salmon, que entra al rio á desovar, el qual es amigo de agua dulce, y se remonta tanto, que me asseguraron, que hasta en la Mission de San Antonio han cogido del que sube por el rio de Monterey: de este pescado comimos quasi todos los dias que estuvimos aqui, y á mas de esto, se recogio todo el que se pudo, para secarlo, el qual llevo el Sr Comandante por cosa de regalo. En fin, aunque las demas Missiones son muy buenas, esta me parecio la mejor de todas.

Tuesday, March 12, 1776 EN -- Dia 12. Martes. Nos detuvimos en esta Mission á descansar. Amanecio el dia nublado, y lloviznó á ratos. Por la manana vino a la Mission el Theniente de la Expedicion. Fui á passear á la huerta, que está á un tiro de piedra de la Mission, y era una delicia verla tan hermosa y llena de verduras, de la qual cuydaba el P. Palou con tanta aplicacion, que todo el dia se passaba en ella trabajando, y la tenia muy bien distribuida: es quadrada, y á todo el rededor tenia una faxa de alelies floridos ya, y los quarteles llenos de coles, lechugas, y otras hortalizas, y hierbas, y el primor de aquella tierra es que sin riego se logren tales verduras, que no las hay mejores en Mexico, de modo, que un cardo solo solia durar dos ó tres dias: no se riega porque no han tenido modo hasta la presente para sacar azequia del rio, del qual se puede sacar facilmente, por falta de gente que trabaje; y assi solo riegan á mano el plantio, y despues al trasplantar le echan a cada planta un chacual de agua, y con esto basta. A la tarde fui con el Sr Comandante, y dos Padres á visitar las milpas de trigo, cebada y legumbres, havas, garbanzo, alberjon, y lantejas, y todo era una bendicion de Dios ver tan hermosas milpas, y sin riego, por no haver podido sacar azequia del rio por falta de peones. Por la orilla de las milpas pssa el rio del Carmelo, assi llamado, y tambien este parage, desde la Expedicion de Sebastian Vizcaino, cuyo nombre le dieron los dos religiosos Carmelitas que vinieron con él, y passaron á pie desde Monterey á él. Vi tambien oy el palo que traxo el mar y varó en esta playa no muchos años ha, el qual es bastante gruesso, largo unas quatro varas, redondo, y de madera bien dura, que no la conoci, y todo claveteado con clavos de fierro á modo de alcayatas, que todavia tenia algunas despues de haverle quitado ya como media arroba de fierro arrancandole los que se pudo; y este palo vino de muy lexos, pues en toda aquella tierra no hay fierro, ni se conoce á que fin podia servir palo de esta hechura. La pequeña ensenada, á la qual llamó el Sr Capitan Vizcaino el Puerto del Carmelo, no merece nombre de Puerto; pues á mas de que tiene mal sondeadero todo peñascoso, está totalmente descubierta por el noroeste, que es el viento que aqui mas reyna, y solo esta resguardada algo por el este y sur con la Sierra de Santa Lucia. Los Padres deseaban mucho que la gente passasse al Puerto de San Francisco, pues venia á este fin, y los quatro que aqui estaban, dos años havia que se hallaban aqui como depositados por estar destinados para las dos Missiones, que alli se havian de fundar, y ya se cansaban de aguardar mas; por lo qual hablé al Sr Comandante sobre dar gusto á los Padres, persuadiendole que eligiesse e modo mas oportuno para que passasse la gente conducida al Puerto de San Francisco, pues los Padres estaban disgustados con tanta detencion, y mas con la dilacion que ahora se temian por la ausencia del Comandante Ribera, y su repugnancia a essa fundacion, que se contentaban con que la gente fuesse alla aunque no se fundassen luego las Missiones, y que sino se hiciesse esto, estaban resueltos á bolverse al Colegio: y estuvo conmigo tan humano, que me comunicó su pensamiento que tenia de solicitar el consentimiento del Sr Ribera para el efecto haciendole correo, y me dixo que me leeria la carta en haviendola escrito.

Wednesday, March 13, 1776 EN -- Dia 13. Miercoles. Dixe missa. Queria observar, y no pude porque aunque amanecio el dia sereno, á media mañana se anubló el cielo con la neblina. A media mañana acometio al Sr Comandante un dolor tan recio en la ingle, que lo hizo poner en cama, á la qual passo desde la mesa quasi en brazos agenos, causandonos á todos no poco sentimineto esta novedad. Le dio el dolor estando escriviendo la carta al Sr Ribera, la que me enseñó despues, y en ella le decia, que passaba á registrar el Puerto de San Francisco y que si hallaba buen parage á la buelta se ofrecia bolver allá á conducir la gente si el convenia á esto, aunque para este efecto se huviesse de demorar un mes mas: le exhortaba á que convinesse en esta resolucion porque tendria mucha complacencia el Sr Virrey, en que desde luego se posseyesse aquel puerto, y se verificasse esto poniendo alli á la gente, la qual tambien queria passar alla por ser aquel su destino, y que se mostrava disgustada en Monterey por la incomodidad en que se hallaban; y que finalmente, si no se verificaba esto promptamente los Padres estaban resueltos á bolverse con el primer barco que viniesse, porque no querian aguardar mas. Esta carta fue la que causó tanta enemiga al Sr Ribera contra el Sr Ansa, por haverse este declarado de parte de los Padres, y á favor de aquel establecimiento que el tanto repugnaba.

Thursday, March 14, 1776 EN -- Dia 14. Jueves. Amanecio el dia muy cubierto, y lloviznando lo mas del dia. Prosiguio el Sr comandante malo en la cama sin poderse levantar. A mi se me aumentó el mal de la boca, que me empezó en San Diego, pero se me corrigió quasi del todo con las lechugas que aqui comi todos los dias muy grandes y buenas.

Friday, March 15, 1776 EN -- Dia 15. Viernes. Dixe missa á San Juan de Dios para que nos diesse la salud si convenia. Siguio el Sr Comandante sin especial alivio. El dia estuvo turbulento como ayer, aunque sin llover: y yo algo apurado de la boca.

Saturday, March 16, 1776 EN -- Dia 16. Sabado. Estuvo el Sr comandante del mismo modo, y tambien yo con poco alivio. Observé la altura de esta Mission, y la hallé, sin correccion en 36°.25'.1/2. y con correccion en 36°.34'.1/2. Y assi digo: En la Mission de San Carlos del Carmelo, dia 16. de Marzo de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 51°.32'.

Sunday, March 17, 1776 EN -- Dia 17. Domingo. Amanecio el Sr Comandante algo aliviado. Yo fui á decir missa al Presidio de Monterey, y despues de dicha me bolvi á la Mission. Al llegar allá me vinieron á ver y saludar algunas gentes de la Expedicion, y á lamentarse de la miseria en que se hallaban alli con agua mala para beber, y sin ella y sin jabon para lavarse &c. porque el Sr Ribera tenia mandado que nadie Saliesse del Presidio, y que la Cavallada se tuviesse en la Punta de Pinos, huviesse ó no zacate: á lo que les contesté con palabras consolatiorias, como que confirmaba y creia lo que me decian y era patente. El Sargento, que á mi llegada apenas me saludó, oyo lo que dixe, y saliendo de su quartito me dixo: Padre no desconsuele la gente. Respondile que no la desconsolaba por decir con ellos el estado del Presidio, y sus incomodidades tan patentes, pues esto mismo les havia predicado en todo el camino. &c. A lo que con modo petulante dixo el Sargento contestando con la gente: Ya estan aqui, y aqui han de rabiar ó alargar el pellejo: y se metio otra vez á su quarto. vi la cavallada encerrada en el corral, y preguntele porque no la tenian en el campo todo el dia como dispuso el Sr Ansa; y me respondio porque assi lo tenia mandado el Sr Ribera. En la Missa, despues del Evangelio hize una platica fundada en el evangelio del dia, y dixe á la gente algunas palabras consolatorias sobre la refeccion de los cinco panes de cebada y dos pezes, con que Christo regaló á los que le seguian con buena intencion &c. En que nos dio a entender, que los regalos que Dios dá á los suyos, no son de prosperidades y abundancias temporales, sino de lo necessario, y esto a vezes poco sabroso, figurado en los panes, que fueron de cebada, y no de trigo, y en los pezes, que no fueron carnes regaladas &c. Y luego que bolvi á la Mission participé lo que me sucedio con el Sargento, y lo que me dixo en orden á la cavallada, al Sr Ansa, con lo qual se dispuso que las bestias no se atrassassen con el encerramiento diario. Al bolverme para la Mission fui á ver el Puerto, que está alli cerca del Presidio, y vi que apenas merece el nombre de tal, por su pequeñez y poco resguardo, aunque es muy grande la ensenada que forman el cabo de pinos y punta de año nuevo. Alli vi las señas que dá de él el General Vizcaino, del encino en que amarró su nave, y el arroyo immediato, en el que al presente se ha fabricado una pequeña pressa: y no lexos de todo esto se estaba fabricando un almazen para encerrar los viveres que trae al Presidio la embarcacion annual. Oy se despacharon al Comandante Ribera unos Soldados que pidio, y juntamente el correo dandole aviso el Sr Ansa del deseo que tenia la gente de la Expedicion de passar á su destino del Puerto de San Francisco, paraque deliberasse sobre esto, y ofreciendo su persona para cooperar á verificarse en breve la possession de aquel Puerto con la poblacion que alli se havia de establecer y tanto deseaba que se verificasse en breve el Sr Virrey: y le señalo plazo para la respuesta que le pedia, la que esperaba tener á buelta del reconocimiento que ivamos á hacer de aquel Puerto, para obrar segun lo que respondiesse.

Monday, March 18, 1776 EN -- Dia 18. Lunes. Dixe missa. Siguio el Sr Comandante con algun alivio; y yo tambien. El dia estuvo bueno aunque no muy claro con las neblinas.

Tuesday, March 19, 1776 EN -- Dia 19. Martes. Amanecio el dia bueno y sereno, y prosiguio el Sr Comandante con alguna mejoria. Dixe missa, y se cantó la ultima al Sr Sn Joseph con Diaconos, y con la solemnidad possible, la que oficiamos y cantamos los Padres, y yo con el instrumento; y despues de la missa predicó un buen sermon el Rdo P. Presidente; á todo lo qual assistio el Sr Ansa por hallarse ya mejorado. Bolvi á observar la altura de esta Mission, y no apunto esta observacion porque salió la misma que el dia 16. con diferencia de un minuto de mas, y porque me atengo á la primera.

Wednesday, March 20, 1776 EN -- Dia 20. Miercoles. Dixe missa, y estuvo el dia bueno. Amanecio el Sr Comandante tan aliviado, que determinó seguir el viage para el registro del Puerto de San Francisco de aqui á dos dias: el qual deseaba, y yo tambien, el que viniesse con nosotros uno de los quatro Padres destinados para alla, que tambien deseaban ir, y nos huvieran acompañado de buena gana; pero el P. Presidente no condescendio con ello, y entre otras razones que alegó fue la principal el temor de que por esso no se retardasse la fundacion de las dos Missiones de alla, conociendo lo poco o nada favorable que estaba a ello el Sr Ribera, y recelando que lo estaria menon si fuesse un Padre, porque tal vez podria pensar que era influxo de los Padres el registro de los parages que iva á hacer el Sr Ansa: de modo que el Sr Ribera con su porte ha dado bien que sentir á los Padres y tambien á la gente de por alla. Yo me entretuve oy en copiar el mapa del Puerto de San Francisco, que sacó en Mexico mi Primo Fr. Pablo Font segun la instruccion del diario que formo el P. Fr. Juan Crespi en aquel viage que hizo con el Capitan Fages. Hablé largamente y casi toda la mañana de las cosas del Sr Ribera, con el Rdo P. Presidente, quen me hizo el honor de comunicarme varios passages y disgustos que ha causado á él y á los Padres dicho Sr Comandante con la repugnancia en fundar Missiones, y amparar las ya fundadas, yendo contra lo determinado por el Sr Virrey, y con la demasiada timidez que le possee, acompañada de una total satisfaccion de si mismo, sin hacer caso de los Padres ni apreciar sus afanes&c. Trabajo sucedido varias vezes con los Gefes en largas distancias viendose con el mando, y lexos el recurso, haciendo lo que su cabeza ó conveniencia les dicta, como la experiencia lo enseña. Esta platica se originó de haver yo dicho al P. Presidente, que en San Diego hablando del poco fundamento con que se dispuso la fundacion de la Mission de San Juan Capistrano, dixo el Sr Ribera: Yo no he visto Padre mas afecto a fundar Missiones que este Padre Presidente: el no piensa mas que en fundar Missiones de qualquier modo que sea: Como que atribuia al P. Presidente aquella fundacion tan apressurada, y con tan cortas prevenciones y providencias. Le causó esta noticia que yo le di alguna mohina, y sentimiento, y para desahogarse me contó todo él passage que fue muy largo; y en substancia fue, que haviendo recebido el Sr Ribera orden del Sr Virrey para que se fundasse una Mission entre las de San Diego, y de San Gabriel, sin perjuicio de las demas, y verificandose la fundacion de las dos del Puerto de San Francisco, passó luego á ver al P. Presidente paraque quanto antes se efectuasse aquella fundacion. Y haviendole representado el P. Presidente que primero eran las dos del Puerto de San Francisco le respondio: No Padre, aquellas se verificaran quando venga el Sr Ansa, que son de su cuenta, y quien sabe quando vendra: y ya que el Sr Virrey me encarga esta, quiero que se execute quanto antes porque deseo servirle &c. Con esto se vera como se descargan esto Señores con los Religiosos quando les conviene. Es cierto que el P. Presidente siempre instó paraque se fundassen las Missiones, que ya estaban dotadas; pero esto con buenas providencias, y para lograrlas passó á Mexico a pedirlas el año de 1773. y á estas instancias atribuia ahora el Sr Ribera la fundacion de aquella Mission que se malogró; y si el P. Presidente se huviesse resistido huviera dicho que no se fundaba porque los Padres no querian. Con esta ocasion supe tambien la causa de la ojeriza del Sr Ribera contra el Theniente Ortega de San Diego, con quien antes corria muy bien, y era su compadre, quando estaban en la California baxa los dos. Fue el caso que quando el P. Presidente passó á Mexico á solicitar las providencias conducentes para el mejor establecimiente y govierno de aquellas Missiones, pidio tambien que se mudasse el Sr Capitan Fages, no solo por el dissimulo que observaba en orden á la vida licenciosa que los Soldados tenian con las Indias, particularmente quando estuvieron en la matanza de ossos cerca la Mission de San Luis, sin corregirles sus excessos por tal de que no se le huyessen con la hambre y miserias que padecian; sino principalmente porque se abocó á si todo el mando queriendo privar á los Religiosos de toda jurisdiccion temporal con los Indios. Entonces el Sr Virrey le dixo, que propusiesse á otro para Capitan, á lo que se resistió el P. Presidente, hasta que por fin despues de haverle instado el Sr Virrey varias vezes sobre esto, le preguntó si conocia á algun sugeto de por allá que fuesse de buena conducta: á lo que respondió el P. Presidente que conocia al Sr Ortega, que entonces era Sargento, el qual se havia portado muy bien en la primera entrada. En aquel mismo tiempo se hallava en Mexico el Sr Ribera á sus pretensiones: y el Sr Virrey dixo al P. Presidente, que el Sargento Ortega no podia ser Capitan porque no estava aun graduado; que alli estaba el Sr Ribera, y que si le parecia bien pondria á este de Capitan: á lo que respondio el P. Presidente que convenia en lo que su Exia dispusiesse, pues una vez que le fiaba esse cargo naturalmente seria á proposito para ello. De aqui pues se siguio el enojo del Sr Ribera con el P. Presidente y con los Padres, y el odio contra Ortega por llevarse bien con los Padres y haver sido su antagonista, aunque sin culpa suya pues fue solo una simple propuesta de P. Presidente sin empeño. De donde se debe inferir qu nunca es bueno que los religiosos se metan en nombrar Gefes aunque sean requeridos para ello, porque regularmente pagan con ingratitudes; á mas de que si el Gefe que se eligio ó se mudo por sus instancias salio malo despues no les queda á los Religiosos recurso de reclamar, porque seran calificados de malcontentos; como les sucedia ahora á aquellos Padres, que a vista del Capitan Ribera suspiraban por el Capitan Fages, y lo deseaban tener, y no se atrevian á clamar por otro que tuviesse mejor conducta, y no los desayrasse ó hiciesse padecer como este, y no se atrevian temerosos de la repulsa.

Thursday, March 21, 1776 EN -- Dia 21. Juves. Dixe missa. El dia estuvo sereno, Dn Juan aliviado, y yo tambien. Prosegui copiando el mapa, al qual le añadi el Puerto de Monterey, y el Puerto de Bodega, y lo conclui antes de medio dia. Bolvi á observar, y juntamente conmigo hicieron su observacion el P. Fr. Francisco Palou con su Grafómetro, y el P. Juan Crespi con su Astrolabio; y no apunto esta observacion porque es la misma que la del dia 16. con medio minuto mas: aunque en los minutos algo nos diferenciamos los tres. A la tarde fui con los P.P. Cambon, Peña, y Prieras, que ya estaba mejor de su enfermedad, á passear á la playa y desemboque del rio Carmelo, y alli vi, y oi ladrar á los lobos marinos, de que abunda mucho aquel mar y costa.

Friday, March 22, 1776 EN -- Dia 22. Viernes. Dixe missa. Amanecio el dia bueno, y tambien Dn Juan, y se resolvio empezar nuestra marcha esta tarde, y que viniesse con nosotros al registro el Theniente de la Expedicion, quedandose en la Mission el Proveedor. Bolvimos á observar los tres como ayer, y salió la observacion quasi como la passada, aunque tampoco convenimos en los minutos. Por la tarde nos despedimos del P. Presidente y demas Padres: y Salimos de la Mission de San Carlos del Carmelo, el Sr comandante, y yo, para passar (con el Theniente de la Expedicion) al Puerto de San Francisco á las tres de la tarde, y á las quatro llegamos al Presidio de Monterey, haviendo caminado una legua al nordeste quarta al norte. Antes de entrar al Presidio fuimos á ver y reconocer el Puerto de Monterey, y passamos como media legua mas alla, hasta descubrir el remate de la Punta de año nuevo, que por salirse mucho á la mar, la cubre desde el Presidio la Punta de Pinos. Caminamos en todo como dos leguas, y Dn Juan no sintió novedad en la caminata, aunque condolido de la ingle, no iva con toda libertad, y lo havian de ayudar al montar, y al apearse, que por si solo no podia.

Saturday, March 23, 1776 EN -- Dia 23. Sabado. Dixe missa; y entre tanto se previno la cavallada y bastimento necessario para los que ivamos á reconocer el Puerto de San Francisco, y el rio grande, y los sitios á proposito para las dos Missiones y el fuerte ó poblacion, á cuyo fin se dirigia la presente expedicion comandada por el Sr Ansa. Salimos del Presidio de Monterey á las nueve y media de la mañana el Sr Comandante Ansa, y Yo, con el Theniente, onze soldados, que eran ocho de Tubac, dos de Monterey, que fueron al viage con el Capitan Fages, y el cabo de alli llamado Robles que fue al viage con el Capitan Ribera, para que como practicos nos guiassen al Puerto, y al rio, y los arrieros y sirvientes necessarios, que fueron seys, componiendo en todos el numero de veinte almas; y á las tres y tres quartos de la tarde paramos del otro lado del Valle de Santa Delfina, al entrar en una cañada, en el parage llamado La Natividad, haviendo caminado unas ocho leguas largas, con el rumbo, algo mas de una legua al este, y tres al nordeste con alguna declinacion al norte hasta passar el rio de Monterey, que como a dos leguas de aqui desagua el mar; luego como tres al nordeste, y una al nornordeste. Todo el camino es bastante llano, y de tierra empastada lo mas, pero sin arboles, excepto la alameda de la orilla del rio. El Valle de Santa Delfina es muy largo, y no muy ancho, el qual remata en la grande ensenada del mar que forma la Punta de año nuevo, la qual es una serrania que alla remata al pie de la qual paramos; y este valle es el mismo del qual hablé dia 8. Al salir del Presidio dexamos á la derecha dos lagunas salobres algo grandes, y luego entramos en unas lomas en las quales á ratos se percebia un olor muy especial como de ambar y luego se desvanecia, y no pude averiguar de donde salir. Este mismo olor percebi varias vexes en el camino especialmente desde San Luis á Monterey, y algunas vezes me apeé á oler algunas flores de las muchas y varias que hay en aquellos campos, y jamas encontre ninguna que oliesse de semejante modo ni tan suavemente; de donde inferi ó que por aquellas playas hay ambar, que despiden los ballenatos, como que aquel marabaunda mucho de ellos, ó que es algun vapor suave que despide aquella tierra, pues á vezes se percibe mucho, y á vezes remissamente y poco, y de repente se siente y de repente se desvanece sin hacer ayre que lo trayga, segun observe todas las vezes que lo percebi: y lo mismo me dixeron que havian experimentado aquellos Padres muchas vezes y tampoco pudieron conocer la causa que produce tan maravilloso y oloroso efecto.

Sunday, March 24, 1776 EN -- Dia 24. Domingo. Dixe missa, y propuse al Sr Comandante que todos los dias havia de decir missa en este viage, paraque se empezasse a santificar aquella tierra, y Dios nos diesse acierto y felicidad en nuestro descubrimiento; y le pareció muy bien mi propuesta. Salimos del parage de La Natividad á las siete y tres quartos de la mañana, y á las quatro y quarto de la tarde paramos en el Arroyo de las Llagas, haviendo caminado unas doze leguas con el rumbo, dos al nordeste, y algo al este al encumbrar la sierra para baxar al arroyo de San Benito, cerca del qual hay entre unos peñascos una cueva algo capaz con una division, ó dividida en dos estancias, muy propria para la vida heremitica, y una al norte, dos al nordeste con alguna inclinacion al norte atravessando el valle de San Pasqual hasta passar el rio del Paxaro, que es algo atascoso, y mas abaxo mucho mas, una quasi al norte, tres al nornoroeste por el valle de San Bernardino, y tres al noroeste. Ayer con el silencio de la noche se oia el ruido del mar, pero oy no, porque como el rio del paxaro mas abaxo es tan atascoso que se hace invadeable, venimos á dar el rodeo que significan los rumbos expressados, con lo qual nos apartamos del mar. Del otro lado del valle de San Bernardino va la sierra larga, de la qual hablé dia 8. y este valle es tierra barreal, y lo mas es laguna en lloviendo mucho. En todo el camino hay pocos arboles, pero en las sierras se ven muchos pinabetes, y otros; y tambien algunos á lo lexos en el valle de San Bernardino que seran de las orillas de los arroyos y lagunas que hay en él, en el qual vimos muchos berrendos, y ansares blancos y pardos. Vadeos en el un arroyo de poca agua pero muy atascoso, y luego llegamos á una rancheria, en la que conté como veinte jacales de tule, pero no vimos mas gente que dos Indios que salieron al camino y nos regalaron tres pescados de mas de tercia de largos, y eran de la misma especie que en el rio Cologado llamamos matalotes, muy espinosos, los quales se crian en aquellas lagunas. Passamos una arboleda de alisos y alamillos, y seguimos el valle por mejor tierra que al principio, y vimos muchos Indios al pie de la lomeria de mano izquierda, como que ivan huyendo, y uno de ellos se arrimo al camino á vernos, y luego á su exemplo llegaron hasta diez y ocho, y los demas se quedaron muy lexos, que no pudimos distinguir si havia mugeres entre ellos: se conocio que ivan cazando y nos ofrecieron de su caza, y el Sr Comandante tomó un conejo, y una flecha que le ofrecieron en señal de paz, y luego nos ofrecieron sus flechas y carcaxes de pieles de gato montes como comerciando en cambalache de abalorios; y estuvieron muy habladores, pero nada les entendimos, y juzgamos ser Indios muy pobres, pues los que vimos eran bien flacos, y á mas de ser bastante prietos ivan con la cara tiznada, y uno vi embijado en el cuerpo con rayas blancas, y llevan el pelo cortado. Seguimos dicho valle hasta unas lomas baxas, en donde parece que remata, y cerca las lomas hay alguna porcion de robles pequeños en el mismo llano: subimos las lomas, y al baxar de ellas passamos el arroyo de las llagas y aqui paramos. En este parage hallamos parados los palos de la ramadita, que formaron en el viage que por el Setiembre del año passado hizo el Capitan de Navio Dn Bruno de Ayala con el P. Palou quando fueron á reconocer segunda vez el Puerto de San Francisco, y en ella dixo missa el P. Palou; y hallamos que los Indios hicieron un cerco de varitas alrededor de ellos, y en medio pusieron un palo gordo parado, y como tres quartas de largo, adornado con muchas plumas amarradas en una como red con la qual estaba como vestido, y con una flecha atravessada, y en un palo amarradas muchas flechas, y de otro palo colgadas tres bolas ó quatro de zacate á modo de tamales, llenas de pinole de sus semillas, y de bellota, ó de sus comidas que noconocimos, y en una vara larga enmedio un penacho de varias plumas de anzares colgado, y no pudimos entender que misterio encerraba este adorno. Al passar cerca la rancheria del camino que dixe, en la orilla de el vimos un como cementerio formado de varios palitos, aunque no como los que vimos en la Canal, y en ellos vimos colgadas algunas cosas, como unos caracolitos, unas en aguas de tule que usan las mugeres, unas flechas clavadas en el suelo, y algunas plumas, que serian alajas de los difuntos alli enterrados. Este parage me pareció muy bueno para poblacion, y mas siguiendo un poco el curso del rio para arriba, pues tiene bastantes tierras llanas, y buenas, y suficiente madera de alisos, robles y otros arboles, á mas de que tiene muy cerca la sierra de pinabetes, la qual es muy emboscada, y es la que por aqui empieza y siguiendo adelante forma la canada de San Andres, y despues remata en la punta de Almejas. Esta fuimos dexando á la izquiera, llevando á la derecha, y en alguna distancia la serrania que dixe dia 8.

Monday, March 25, 1776 EN -- Dia 25. Lunes. Dixe missa. Salimos del Arroyo de las Llagas á las siete y tres quartos de la mañana, y á las quatro de la tarde paramos en el Arroyo de San Joseph Cupertino, haviendo caminado unas doze leguas, con el rumbo, tres al noroeste, dos al noroeste quarta al oeste, cinco al oestnoroeste, y dos al oeste quarta al noroeste. Aqui esta el llano de los robles, el qual empieza poco despues que salimos del parage, y seguimos por él todo el camino. En este valle ó llano hay mucha abundancia de robles en partes mas, y en partes menos, unos muy grandes, y otros no tanto, y en el camino hallamos tambien algunas lagunas de la agua que se encharca en lloviendo, y de los arroyos que salen de las sierras de los lados, los quales se encaminan para el estero del Puerto y se pierden en aquellas llanuras y baxios. Todo el camino es bastante llano y bueno, excepto algunos atascaderos que se encuentran, y es menester rodear algo para descabezarlos; y en el nos salieron muchos Indios, que al vernos se gritaban por entre aquellos robles, y salian en pelota como faunos corriendo y gritando, y haciendo muchos ademanes como que querian detenernos significandonos que no passassemos adelante, y aunque salian con arco y flechas, no nos hicieron hostilidad alguna. No me parecieron tan flacos y miserables como los de ayer, y vi algunos barbados, y uno ó dos con vigote largo, y varios con medio vigote y barba crecida muchos traian el cabello amarrado, llevando alrededor de la cabeza una rama, tal vez por atadera, y otros traian el cabello cortado: tenian las orejas agujeradas como los de la canal, con carrizitos enellas: creo que veria oy mas de cien Indios. De los que nos salieron, viendo que no les haciamos caso, y que proseguiamos nuestro camino, ó tal vez por la novedad, dieron en seguirnos por un buen trecho como treinta, y el modo era correr uno tras de otro en fila hasta cogernos delantera, y luego se paraban y empezaban á gritar hasta desgañitarse, y haciendo muchos meneos y ademanes como que estaban enojados, y no querian que passassemos adelante; y como veian que seguiamos nuestro camino sin hacerles caso bolvian á correr y á cogernos delantera, y luego hacian la misma diligencia de gritar y hablar muy recio y aprissa aunque nada les entendimos; y assi prosiguieron como una legua hasta que por fin se fueron quedando algunos y poco á poco nos dexaron, y no los vimos mas. Este parage de San Joseph Cupertino, es de buena agua y mucha leña, pero nada aproposito para poblacion por estar entre lomas, muy immediato á la serraniaa de pinabetes que ayer dixe, y sin tierras llanas: cerca de el empieza un bosque muy espesso de abrojos que le llaman el bosque espinoso aunque no tiene espinas. Desde el parage ya descubrimos el estero del Puerto, y la isla de su extremo.

Tuesday, March 26, 1776 EN -- Dia 26. Martes. Dixe missa. Salimos del Arroyo de San Joseph Cupertino á las siete y media de la mañana, y á las tres y tres quartos de la tarde paramos en un Arroyito quasi seco, como una legua corta despues de passar el Arroyo de San Matheo, haviendo caminado unas doze leguas con el rumbo, una al noroeste, otra al nornoroeste, y luego unas quatro al oestnoroeste hasta passar el Arroyo de San Francisco; despues tres al noroeste quarta al oeste, y tres al oestnoroeste. Al salir del parage, desde lo alto de una loma vimos mucha parte del estero del sudeste del Puerto, en cuyas orillas se ven varios esteritos, y un gran pedazo de mala tierra lodosa, y salitrosa antes de llegar al agua, y parece que el estero se estiende por toda essa margen y baxio á temporadas: luego passamos un arroyo llamado de los Laureles porque tiene bastantes; y poco despues, al entrar al bosque espinoso, dimos con un arroyo ó zanjon de mucha agua encharcada, en donde nos detuvimos un buen rato para buscarle vado. Y advierto, que todos los arroyos que se encuentran desde el valle de San Bernardino hasta el Puerto salen de la sierra del sur, que esta llena de pinabetes, de la qual hablé antes de ayer, y caminan para el baxio y estero. Cerca de aqui vimos una cosa que nos pareció fabrica, y fuimos á registrar lo que era, y hallamos un cerco muy redondo formado de ramas de laurel, bien entretexido, y como de seys quartas de alto, con una puerta algo mas alta para entrar dentro, y á au correspondencia contraria cerca del suelo, otra pequeña cerca del suelo, á modo de ventanico; y havia en lo alto de la cerca quatro penachos de zacate seco y batido como cañamo, y dentro, á un lado, un manojo de palos largos como dos varas, sin punta, clavados en el suelo, y con plumas por el remate á modo de flechas, y otros palos mas cortos, todos amarrados, pero no havia ningun Indio, y discurrimos que este cerco era alguna plaza de bayle con la señal de la lumbrada en medio. Despues llegamos al arroyo de San Francisco, en donde vimos una rancheria en su orilla, cuyos Indios nos salieron al camino y el Sr Comandante se fue conmigo a la rancheria, y dio a las mugeres algunos abalorios, y conte como veinte jacales: passamos el arroyo, encontramos la Santa Cruz que plantó el P. Palou en su margen el año passado, en la qual hay varios laureles, fresnos, y otros arboles, y unos quantos pinabetes, que llaman palo colorado, arbol ciertamente hermoso, y creo que muy util por su madera, pues es muy derecho y alto, como dixe despues. Seguimos por un llano muy bello y lleno de robles, los que vimos en todo el camino ayer y yo, y á lo lexos tambien se ven, de modo que parece los hay en todo el llano del rededor del estero continuado con el llano de ayer: por lo que me pareció que el arroyo de San Francisco es lindo parage para Mission si el arroyo es permanente. A una legua de andar por el llano nos salieron veinte y tres Indios, y luego salieron otros tantos, los mas barbados, y gritando, y cerca la rancheria salieron unas mugeres, á quienes dio abalorio el Sr Comandante. A estos Indios, cuyo Capitan de barba larga conocio el Cabo Robles, llamaron la otra vez los Gritones. Como á otra legua llegamos a otra rancheria en donde havia gran basurero de almejas que sacan del estero, y por las quales suelen pelearse una rancheria con otra; estuvimos en ella, y el Sr Comandante regaló abalorio á las mugeres: Caminamos otro poco mas, y ya se acabaron los robles, que hasta aqui se hallan desde antes del arroyo de las Llagas. Caminamos un poco mas, y llegamos cerca una rancheria de donde salieron varios Indios y mugeres, á quienes regaló el Sr Comandante abalorio, y nos detuvimos un poco con ellos: havia uno herido en una pierna de un flechasso, y otro estuvo con su arco y flechas haciendo muchos meneos y ademanes como que estaba peleando, y señalando al herido; de donde inferimos, que nos contaba como estaban de guerra con otras rancherias de adelante, y nos persuadia que no fuessemos alla porque eran muy bravos. Seguimos adelante, y como á una legua antes de parar llegamos á una rancheria no pequeña, situada á orilla del arroyo de San Matheo, que tiene muchos laureles en las orillas, y fresnos, y en todo este pedazo, que tambien es tierra llana, hay bastantes laureles, y algunos encinos, y tal qual roble: y este parage no es malo para poblacion, si el agua es permanente, pues ámas de una muy linda vista que goza, es tierra llana, y tiene suficiente arboleda, y madera, y mas en la sierra de pinabetes que aqui está cerca. Al ponerse el sol se assomaron á una loma unos Indios, y luego salieron otros, y corrieron á los primeros, y despues vinieron al Real, y segun las señas que hacian con su arco y flechas parece quisieron decirnos, que aquellos eran enemigos, y que no tuviessemos recelo, porque ya ellos los havian ahuyentado. Estuvieron estos Indios con nosotros muy placenteros, y parece me decian si nos quedabamos, pero no los entendi, y procuré por senas responderles que nos ivamos; y al anochecer los despedimos á todos. Son Indios bien feos todos los que vimos oy, con orejas y narices agujeradas, y un palito atravessado en ellas todos en pelota, y las Indias con naguillas de zacate, pero gente no muy flaca, y barbados los mas, y con el pelo cortado, aunque algunos lo tienen algo largo, y amarrado encima la cabeza como los yaquis. Parecen Indios mansos, y que se podia formar de ellos una buena y crecida Mission. Desde este parage se mira con bastante claridad el Estero, y tambien los cerros que forman la boca del puerto: es el estero muy grande, pero de muy malas orillas, pues todo el por un buen trecho esta rodeado de tierras pantanosas, y esteritos que salen de él, y se entran mas ó menos por estas margenes y baxios: pero fuera de los baxios, la tierra es llana y bastante verde.

Wednesday, March 27, 1776 EN -- Dia 27. Miercoles. Dixe missa. Amanecio el dia claro, y muy despejado, favor que Dios nos hizo en todos estos dias, y mas oy, para que pudiessemos ver el Puerto que ivamos á reconocer, lo que no huvieramos logrado si se huviesse levantado la neblina. Salimos del Aroyito á las siete de la mañana, y poco despues de las onze paramos á la orilla de una Laguna ó manantial de linda agua, immediata á la Boca del Puerto de San Francisco, haviendo caminado unas seys leguas, con el rumbo, las tres primera al noroeste, y las tres ultimas al nornoroeste, y aun quasi al norte. Al principio caminamos unas tres leguas por tierra llana y verde con algunas lomas tendidas, dexando á la izquierda la lomeria de la sierra de pinabetes que remata en la Punta de Almejas, en la qual vimos un bosque de encinos, cerca del qual está la laguna de la Merced, en donde estuvo detenido el Capitan Ribera; y vimos por aqui muchos Ossos, que aunque los corrieron no se pudo matar ninguno. Luego entramos por tierras algo quebradas y medanosas, y con bastante zacate, y ramajos montuosos, y pedazos de bosque de encino chaparro, pero sin ningun arbol grande; y desechando los medanos de la playa, que los dexamos á la izquierda, en cuyas immediaciones vimos una laguna competente de agua dulce, llegamos á la Laguna en la qual paramos. Quise observar la altura, y como las cargas se tardaron un poco á llegar, quando puse el instrumento ya se passó la hora, y no pude hacerlo, y lo dexé para el dia siguiente. Fuimos pues á reconocer el Puerto el Sr Comandante, Yo, el Theniente, y quatro soldados, y vi un prodigio de la naturaleza, que no es facil explicar, del qual hare despues la descripcion. Fuimos primero á la punta de la boca en donde estuvo el Capitan Ribera, como dixe dia 7. de Febrero, y en donde puso una cruz, la qual encontramos en el suelo, pero sin forma de cruz, porque tal vez los Indios le quitaron el mecate con que estaba amarrada y formada. Aqui me entretuve un rato en demarcar con un Grafómetro, que me prestó el P. Palou, la boca del Puerto, la punta de Reyes, la punta de Almejas, y los Farallones que están mar adentro, y lo largo de la boca hasta entrar al estero. Al ir baxamos á un pedazo de playa, que hay entre cantiles, á la qual sale el arroyo del Puerto, que hasta ahora no se havia visto, y en ella esta el mar con bastante quietud. De aqui baxamos á la playa del mar que va para la punta de almejas, la cual es muy medanosa, para ver el Cayuco, que traxo el barco San Carlos, quando bolvio del reconocimiento de la costa de por arriba, y entró en este Puerto, como dixe dia 7. de Febrero, y lo encontramos hecho pedazos, y de sus fragmentos traxo dos el Sr Comandante. Es el Cayuco una embarcacion á modo de canoa, ó lanchita como las de la Canal, de las quales usan los Indios de la costa de mas arriba: es de varias piezas sin clavazon, y los extremos rematan en punta de una pieza vaciada, como si fuesse con escoplo segun los cortes y señales que en lo interior de dicha punta se miraban. bolvimos á subir las lomas medanosas, baxamos al arroyo, y passamos por lomas altas hasta llegar á la orilla del cantil blanco que forma el remate de la boca del Puerto, y empieza desde él el estero grande con islas: está el cantil muy alto y derecho, de modo que desde el se puede escupir á la mar, y desde aqui reparamos el rempuje y resistencia que hace la agua del estero para salir, con la del mar, formando alli una especie de ceja como olita en medio, y parece que se le conoce corriente. Vimos bufidos de ballenatos, un atajo de delfines ó toñinas, nutrias, y lobos. Determinó el Sr Comandante poner en este alto una cruz, que mandó hacer luego para ponerla el dia siguiente, y con esto nos bolvimos al real, que no estaba lexos, al qual llegamos á las cinco, y anduvimos en todo esto unas tres leguas. Este parage y sus contornos tiene mucho pasto, suficiente leña, y buena agua, buenas circunstancias para establecer en él el Presidio ó Fuerte que se pretende: solo le faltan maderas, que no hay un arbol en aquellas lomas, pero no estan muy lexos los robles y otros arboles del camino. Los Soldados corrieron algunos venados, pero ninguno cogieron: de estos vimos oy muchos, y tambien hallamos hasta de los ciervos grandes, de los quales hay mucha abundancia al otro lado del estero. Está el mar tan quieto en el puerto que apenas rebientan las olas y quasi no se percebia su ruido desde el parage con estar tan cerca y en él y cerca la laguna hay hierba buena y muchos lirios, de modo que hasta dentro mi tienda los tenia. Oy no vimos mas que un Indio á lo lexos en la playa del estero, y dos que vinieron al real luego que llegamos, de buen cuerpo, y barbados, los quales estuvieron oficiosos y obsequiosos, traxeron leña, y se estuvieron un rato alli, les dio el Sr Comandante abalorio y luego se fueron. Estando en el cantil de la boca nos gritaron algunas vezes Indios del otro lado del Puerto segun dixeron los Soldados, pero yo no los vi, ni los oi. El Puerto de San Francisco, señalado en el mapa con la letra H. es una maravilla de la naturaleza, y se puede llamar Puerto de Puertos por su mucha capacidad, y varios recodos que encierra en sus margenes ó playa, y en las islas. La Boca del Puerto, que parece ser de muy facil y segura entrada, tendrá como una legua de largo, y algo mas de una legua de ancho por la parte exterior que mira al mar, y como un quarto de legua por la parte interior que mira al Puerto. El remate interior de la Boca lo forman dos cantiles muy altos, y derechos, de este lado un cantil blanco, y del otro lado un cantil colorado, y están quasi de sur a norte. El remate exterior de la Boca lo forman, del otro lado unos penascos grandes, y de este lado una loma alta y medanosa que remata quasi en punta redonda, y tiene en su falda dentro del agua unos peñascos blancos como farallones pequenos, á la qual llegó el Sr Comandante Ribera quando fue á reconocer este Puerto, y puso en ella una cruz. Corre la costa de la Boca por la parte de allá de este á oeste, declinada al sur, lo que observé dia 1. de Abril, desde el otro lado del Estero o Puerto, quando passé por alli, la qual parece ser toda de peñasqueria colorada. La Costa de la Boca por la parte de aca corre de nordeste á sudoeste, no recta, sino formando un recodo, en cuya playa desagua un arroyo que sale de la Laguna en donde paramos, y lo llamamos el Arroyo del Puerto, al qual puede llegar la Lancha á hacer agua, pues en toda la costa del trecho de la Boca ya está la mar quieta, y no rebientan las olas en la playa como en la costa del mar afuera. La Punta de Almejas, respecto la Punta exterior de la Boca del Puerto de este lado , cae al sur, y distará por el ayre unas tres leguas formando la playa, que es muy medanosa, quasi un medio circulo. La Punta de Reyes del otro lado, respecto dicha Punta exterior de la Boca, cae al noroeste quarta al Oeste, y tendra la costa hasta dicha Punta, unas doze leguas de largo, la qual no corre igual, sino formando un recodo ó ensenada no muy grande, segun pude ver, como á las tres ó quatro leguas. Dentro del mar, como á unas seys ú ocho leguas se miran unos Farallones algo grandes, como de peñasco blanco, que hacen esta figura:___________ y respecto la Punta exterior de la Boca del Puerto caen al oeste quart a al sudoeste: y al oeste de dicha Punta se miran mas adentro otros quatro Farallones, que forman á la vista esta figura: __________ Segun noticias que adquiri, el Puerto de Bodega, descubierto por el Sr Capitan de la Goleta Sonora Dn Juan de la Quadra y Bodega dia 3. de Octubre de 1775. situado baxo la latitud de 38°.18'. cae unas quatro leguas al norte de la Punta de Reyes, cuya Boca la forman la Punta del Cordon por este lado, y por el otro la Punta de Arenas, y á una legua al noroeste de la Boca cae la Punta de Murguia, por la qual sigue la costa. Desde la Punta interior de la Boca sigue el famoso Puerto de San Francisco, y este consiste en una grande ensenada, ó Estero que le llaman, que tendra unas veinte y cinco leguas de largo, y mirado desde la Boca corre como de sudeste á noroeste, á cuya mitad está la entrada ó Boca. Lo mas de la playa del Puerto, segun la vi quando le dimos buelta, no es limpia, sino lodosa, atascosa, y llena de zanjones, y por esto mala. Lo ancho del Puerto no es igual, pues en el extremo del sudeste tendrá una legua, en la mitad unas quatro leguas, y en el extremo del noroeste remata con una gran Bahia de algo mas de ocho leguas, segun me pareció, cuya playa vi limpia, y no atascosa como la antecedente, y tiene la figura quasi redonda, aunque se le notan varios recodos, con los quales en tan larga distancia no pude distinguir bien su figura. Como á la mitad de la Bahia por la costa de este lado está el desagua ó desemboque del que hasta ahora se tuvo por rio muy grande, y se ha llamado, el Rio de San Francisco, y yo de aqui adelante le llamaré la Boca del Puerto dulce, por los experimentos que se hicieron quando fuimos á su reconocimiento, y dixe mas adelante. Dentro del Puerto conté ocho islas, y no puedo asegurar si hay mas. La primera que se ofrece al entrar al Puerto, cuyo centro mirado desde la Punta exterior de la Boca de este lado cae respecto de ella al nordeste quarta al norte, y está como á una legua de la Boca, se llamala Isla del Angel, ó de los Angeles, detras de la qual dió fondo el Barco San Carlos, segun dixe dia 7. de Febrero, la que tendrá de largo una legua corta, y mirada desde la Boca hace esta figura _________ Enfrente la Boca hay una muy pequeña como Farallon, y otra no tan pequeña, y como al sudeste otra mas grande. Otra bien larga se mira al extremo del sudeste muy pegada á tierra, la qual demarqué despues al passar cerca de ella, y me pareció formaba esta figura:__________ Otra como de tres leguas de largo, tambien pegada á la tierra, se ve de la Boca para el noroeste, y cerca de ella hay otras dos pequeñas, las quales vi quando dimos buelta al Puerto, y desde el camino demarqué la grande, que hacia esta figura: ________________ las quales parece que por esse lado empiezan á formar la gran Bahia, en que remata todo esse immenso pielago de aguas, que por encerradas y rodeadas de sierras, están tan quietas como en una taza. Finalmente en la Bahia, y enfrente la Boca del Puerto dulce hay una isla me diana á mas de las dichas, la qual hace esta figura:_________ Luego que llegamos del reconocimiento dixe al Sr Ansa: Señor ya que Usted mañana quiere poner la cruz en el Puerto, mandela hacer ahora luego, paraque mañana despues de missa la bendiga, si á Usted le parece bien, antes de irla á poner. Respondiome: ai se hara Padre: y bolteandome la espalda se metio para su tienda bufando, y diciendo entre dientes: siempre viene con si le parece, si le parece: y era que no podia sufrir que le diesse parecer en cosa alguna, y toda via le duraba algo el atufamiento de ayer causado de lo que voy á decir. Es el caso, que yo llevaba los diarios del P. Crespi, y del P. Palou, que ellos hicieron en sus viages, y el mapa del Puerto que copie, los quales no quiso llevar el Sr Ansa diciendo que le bastaba lo que en conversacion le havian dicho. Despues que paramos en el Arroyito, saque los diarios, y me fui para donde él estaba, que por el dolor que todavia sentia en la ingle se havia medio recostado, y me puse á leer, y el Theniente se sento á mi lado á escuchar. A poco rato se levanto el Sr Ansa, y dexandome con el cartapacio en las manos se fue á sentarse algo retirado de mi. Ya en el Arroyo de las Llagas me sucedio lo mismo, que haviendo sacado el mapa, se levantó sin quererlo mirar, y se paso á passear algo desviado. Con esto me fui para donde él estaba, y le dixe: Señor, parece que le disgusta el que yo lea el diario pues se ha venido á assentar aqui dexando el assiento en que estaba acomodado, y no es la primera vez que me dejaba leyendo. Respondiome que se havia mudado porque alli tambien estaba bien sentado. Dixele: no señor; usted no me lo ha de confessar, pero bien se conoce que se mudó por no escucharme: si yo saco el diario es porque venimos al registro del Puerto, y de los parages buenos para las dos Missiones, y el diario puede servirnos de mucha luz, el qual traygo porque Usted no lo quiso traer. Respondiome, que el no necessitaba del diario, ni me impedia que lo leyesse, y que si se le ofrecia alguna duda ento me la preguntaria: que no era de su incumbencia el buscar parages para las Missiones, pues esto le tocaba al Sr Ribera, y que su encargo era solo de registrar el Puerto para poner en él el Presidio; que él cuydaria de cumplir con su obligacion, y de conformarse con lo que le pareciesse mejor segun viesse el terreno, &c. En fin platicamos un poquito mano á mano, y con buen modo, pero algo sentido se mostró por haver yo tocado semejante assumpto, como que era privativo de él, y no podia sufrir que yo diesse mi parecer en nada. Esto apunto paraque se vea el tiento con que es preciso manejarse con sugetos de genio delicado, y satisfechos de si mismos; pues ya corriamos bien, y con esto solo ya se disgustó: aunque despues bolvimos á correr bien por el empeño con que deseó hacer y se hizo el reconocimiento del Puerto, y rio, y por las manos que al bolvernos sucedieron con el Sr Ribera, y proseguimos con buena harmonia hasta concluir el viage, que bolvi á perder su gracia, porque ya no me huvo menester, ó porque dissimuló hasta entonces su desafecto.

Thursday, March 28, 1776 EN -- Dia28. Jueves. Dixe missa. Amanecio el dia bueno aunque con algunas nubes que quasi no me dexaron observar, pero por fin logré hacer la observacion con cuydado y paciencia. Determinó el Sr Comandante fixar la Santa Cruz, que bendixe despues de missa, en el extremo del cantil blanco de la Punta interior de la Boca del Puerto, y á las ocho de la mañana fuimos para allá él, y yo, con el Theniente, y quatro Soldados, y se fixo la cruz en altura competente que podia divisarse de toda la entrada del Puerto, y de bien lexos; y al pie de ella dexó el Sr comandante escrita en un papel baxo unas piedras la noticia de su venida y registro de este Puerto. Al ir subimos una lomita corta, y luego entramos en una mesa muy verde y florida con abundancia de violetas del campo, muy despejada, de bastante extension, y plana con alguna declinacion para el Puerto, la qual tendrá como media legua de ancho, y algo mas de largo, y se va estrechando hasta rematar en el mismo cantil blanco. Logra esta mesa de una deliciosissima vista, pues desde ella se descubre una buena parte del Puerto, y sus yslas hasta el otro lado, la Boca del Puerto, y del mar lo que alcanza la vista hasta mas alla de los Farallones; de modo que aunque en lo que anduve vi muy buenos parages y hermosas tierras, ninguno vi que me quadrasse tanto como este, y juzgo que si se pudiesse poblar bien como en Europa, no havia de haver cosa mas bella en el mundo pues tiene las mejores proporciones para fundarse en el una hermosissima ciudad, con la conveniencia deseable assi por tierra como por mar con aquel Puerto tan singular y capaz, en el qual se pueden formar astilleros, diques, y quanto se quisiere. Esta mesa señalo el Sr Comandante para sitio de la nueva Poblacion y Fuerte, que se havia de establecer en este Puerto, pues por estar en alto está tan dominante, que á fusilazos se puede defender la entrada de la Boca del Puerto; y á un tiro de fusil tiene el agua para la manutension de la Gente, que es el manantial ó Laguna donde paramos. Bolvi á reconocer la boca del Puerto, y su configuracion con el Grafómetro, y procuré demarcarla, cuyo Plan es el que aqui pongo al fin de este dia: y desde alli, determinó el Sr Comandante ir á registrar las Lomas que van para lo interior del Puerto, las quales miradas desde el Arroyo de San Matheo hacen esta figura:____para ver si en aquellas immediaciones hallaba buenas proporciones para la comodidad de la nueva Poblacion. Baxamos pues una cuesta, y llegamos á la playa del Estero, que aqui por estar immediata á la Boca es limpia, y en ella hallamos un jacalito con quatro muchachitos, y de aqui serian los Indios que ayre vinieron al Real, y oy tambien vinieron quatro muy mansos y comedidos. Desde aqui fuimos siguiendo un llano que hay en una rinconada que hacen unas lomas, todo de muy buena tierra y llena de zacate y otras yerbas, y en medio del llano hay una lagunita á modo de manantial ó ojo de agua dulce con tule, del qual vimos alli formadas trea blasas; y esta agua puede correr á la playa del estero si se le abre zanja, y entonces se logra todo el llano, que no es pequeño, muy bueno para sembrar, y parece que esta agua es permanente, porque al remate de las lomas en sus cañaditas está muy verde y frondoso con bastantes arbolitos. Bolvimos á subir una loma, y entramos por un bosque muy tupido de encino chaparro, y otros arbolitos y ramajos, y sigue bastante trecho por las lomas á la orilla del estero. Fue el animo ir á registrar todas essas lomas y rinconadas, en cuyos planos se veian de lexos algunos lunares de agua y tierras llanas; pero por no perder la observacion me dixo el Sr Comandante que era mejor que yo me bolviesse al real, pues el tenia resuelto no bolver hasta acabar de ver todo lo bueno de este sitio y sus contornos, aunque gastasse en esto todo el dia: y assi se hizo, dandome yo por satisfecho solo con lo que vi para poder assegurar que tiene aquel parage muy buenas proporciones para la Poblacion intentada, pues tiene mucha leña, agua y zacate ó pasto para cavallada y ganado todo cerca, que es lo principal que se necessita. Acompañé pues al Sr Comandante un rato, y á las diez de la mañana, prosiguiendo el Sr Comandante con el Theniente su registro, me bolvi al Real para poder observar, haviendo caminado unas dos leguas. Observe la altura de este Puerto, y lo halle, sin correccion, en 37°. 40'. y con correccion en 37°.49'. Y assi digo: En la Boca del Puerto de San Francisco, dia 28. de Marzo de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del Sol: 55°.21'. Despues me entretuve en sacar un plan del Puerto, segun puede alcanzar á demarcarlo con la brujula que me prestó entonces el Sr Comandante, y el Grafómetro que yo llevaba. Como á las cinco de la tarde bolvieron del registro el Sr Comandante, y el Theniente muy contentos, por haver hallado mas de lo que esperaban en el recinto de estas Lomas, cuya extension sera de unas tres leguas. En ellas, y en sus cañadas encontraron mucho bosque y leña, mucha agua en varios manantiales ó lagunas, bastantes tierras de pan llevar, y en fin muchissimo pasto en todo el terreno: de modo que puede lograr la nueva Poblacion mucha leña, agua, y zacate ó pasto para Cavallada, todo cerca: y solo le faltan maderas para fabricas grandes, aunque para jacales y barracas, y para estacada del Presidio hay bastante palizada en los bosques. Y con una corta providencia que se dé, se pueden lograr las maderas como se quisieron; pues desde unas seys leguas mas alla del Arroyo de San Joseph Cupertino hasta unas tres leguas mas aca del Arroyo de San Francisco sigue un llano como de quinze leguas, que le llaman el Llano de los Robles por estar muy tupido de ellos, y de todos tamaños, del qual se pueden sacar muy buenas maderas. A mas de esto, desde las cercanias del Arroyo de las Llagas sigue hasta la Punta de Almejas una serrania muy alta, lo mas de ella tupida de pinabetes, y otros arboles, los quales llegan hasta la cañada de San Andres, de la qual hablaré mañana, y de estos parages se puede sacar la madera quanta se quisiere de todos tamaños, y no con mucho trabajo, pues la saca no está muy dificultosa: á mas de la que se mira del otro lado de la Boca en las sierras que van para la Punta de Reyes, y la que hay en el bosque y sierras del otro lado del Estero, ó Puerto. Los Indios que vimos en el camino desde Monterey al Puerto, parecen mansos, y de buena condicion, y muy pobres: y por lo desarmados que se presentaron no dieron muestras de belicosos ni malintencionados: y los que habitan en las cercanias del Puerto son bastantemente barbados, pero en el color no se distinguen de los demas; y esta advertencia hago aqui y mas adelante en contraposicion de la noticia que dio en su diario el P. Crespi diciendo que en su viage vio Indios blancos, rubios, y barbados, y nosotros ivamos con deseo de ver tales Indios, pero aunque vimos los mismos que el P. Crespi, y passamos por las mismas rancherias, segun nos dixo el soldado practico, no vimos tales Indios blancos, sino prietos como todos los demas; y reconviniendole á la buelta al P. Crespi sobre esta noticia que dio, y nosotros no hallamos, como es tan candido, nos respondio conmucha sencillez y sin amor proprio: No seran blancos pues ustedes lo han visto bien; que yo si lo dixe fue porque assi me lo parecio. Esto seria, porque como el Padre es tan bueno y amante de los Indios, como vio aquellos Indios pobres afables, y mansos, segun se manifestaron con nosotros, le parecerian unos Angeles.

Friday, March 29, 1776 EN -- Dia 29. Viernes. Dixe missa. Amanecio dia bueno, aunque con viento sur algo recio y fresco, que despues de medio dia paró en una lloviznita que no fue cosa. Salimos de la Laguna ó manantial de donde nace el Arroyo del Puerto que tengo dicho, á las siete y quarto de la mañana, y á las seys y media de la tarde paramos en el Arroyo de San Matheo, haviendo caminado unas quinze leguas por el rodeo que hicimos y voy á decir, pues desde el Puerto á dicho Arroyo solo havrá unas seys leguas largas por el camino recto. Con el motivo de lo que se registró ayer, determinó el Sr Comandante salir del Puerto dando buelta á las Lomas que lo cercan en las immediaciones de la Boca, y seguir su playa interior hasta salir á tierra llana; por lo qual despachó la requa por el camino recto con orden de que parasse en el Arroyo de San Matheo: y cogiendo nosotros distincto rumbo, caminamos como una legua al este, una al estsudeste, y una al sudeste, passando por lomas de bosque y baxios de buenas tierras, en los que encontramos dos lagunas, y algunos manantiales de buena agua, y con mucho zacate, hinojo y otras hiervas buenas, y llegamos á un hermoso arroyo, que por ser viernes de Dolores le llamamos el Arroyo de los Dolores, en cuyas orillas hallamos mucha manzanilla muy olorosa, y otras yervas, y muchas violetas de campo, y cerca de él sembró el Theniente un poco de maiz y garvanzo para hacer prueva de aquella tierra que nos parecio muy buena; y yo juzqué que este parage era muy lindo y el mejor para establecer en él una de las dos Missiones, pareciendome que la otra se podria fundar en el Arroyo de San Matheo, con lo qual se lograba que las dos Missiones estuviessen cerca del Puerto como se pretendia, y á este parecer mio se inclinaron los Padres, Anduvimos un poco, y desde un altito observé aqui el rumbo del Puerto por este viento, y vi que su extremo caia al estsudeste; y que un Pinabete muy alto, que de muy lexos se divisa descollando como una gran torre, en el Llano de los Robles, y está á la orilla del Arroyo de San Francisco, cuya altura medi despues, caia al sudeste. Cerca de este altito al rematar la loma por la parte del Puerto hay un buen pedazo de tierra llana, la qual domina el Arroyo de los Dolores entrando á ella por un salto que hace al salir de las lomas, con el qual se puede regar toda, y en el mismo salto se le puede formar un molino, pues esta muy á proposito para esso. Caminamos como tres leguas mas con rumbo al sur, al sudoeste, y al oeste al ultimo, dando buelta á las Lomas hasta salir al llano, y en este tramo encontramos la tierra buena del mismo modo, y un ojito de agua á modo de pozo, muy pegado á la agua del estero; y salieron á vernos algunos Indios barbados y mansos que viven por aqui, los quales nos siguieron por un rato. Despues llegamos á un arroyito muy escasso ya fuera de las lomas, al qual llamó el P. Palou, el Arroyo de San Bruno, y cerca de él havia rastro de una competente rancheria despoblada; y haviendo tomado aqui un bocado seguimos adelante, y encontramos con el camino de la ida, por el qual anduvimos un poco con rumbo al sudeste. Aqui determinó el Sr Comandante passar á registra una Cañada inmediata, llamada de San Andres, que está en la serrania de Pinabetes (que tambien llaman Palo colorado) y remata en la Punta de Almejas, como tengo dicho, con el fin de ver si tenia buenas maderas para la Poblacion del Puerto. Por lo qual, dexando el camino, caminamos como una legua corta al sudoeste y algo al sur, y passamos por una rancheria despoblada, y despues llegamos á la Laguna de la Merced, en la qual estuvo detenido unos dias con el P. Palou el Sr Ribera quando vino á reconocer el Puerto, y le llovio, como arriba dixe; y luego entramos en dicha cañada, en la qual vimos, siguiendola mucho bosque, y con mucha palizada y varia de buena madera, enzinos Madroños, Pinabete, y tambien Alamos, y otros arboles, y mucho varejón en la orilla del arroyo, ó laguna larga y angosta que sigue por esta Cañada, y de ella se forma el Arroyo de San Matheo, que sale al llano por una angostura, que forman unas lomas, el qual se compone de dos arroyos que antes de salir se juntan. Caminamos por la cañada unas quatro leguas con rumbo al sudeste, y sudeste quarta al sur, y passamos el Arroyo de San Matheo, que aqui entra por la angostura de las lomas; y como una legua antes nos salio al camino un osso muy grande que se logró matarlo de los quales hay muchos por aquellas tierras los quales suelen embestir y hacer daño ó los Indios quando van á caza, de los quales vi muchos horriblemente señalados. El osso venia muy descuydado, pero como nos salió tan cerca, y en la ladera de una loma en donde no era muy facil la huida, yo temi alguna desgracia assi que lo vi tan immediato y que suspenso nos estaba mirando. Tirole el Cabo Robles un balazo tan acertado que le dio en la garganta, y luego se arrojo el osso por la ladera, passó el arroyo, y se metio en el bosque; pero como se dessangrava tanto, á poco andar se cayo, y quedó muerto, y con esto los Soldados lo desollaron, y carnearon lo que quisieron, y nos detuvimos en esto aqui mas de una hora. El Sr Comandate cogió la piel para regalarla al Sr Virrey: yo medi el osso, que ya era viejo, y tenia los colmillos muy gastados, y le faltaba un diente, pero estaba bastante gordo, aunque su carne huele mucho á almizcle, ó como á zorrillo, y tenia nueve quartas de largo, y quatro de alto: es animal horroroso, fiero, y muy grande y corpulento, y muy duro, de modo que varias postas de los tiros que le dispararon quando huia, se le encontraron entre cuero y carne, y la bala que le entró por la garganta se le encontró en el pescuezo entre cuero y carne rayada y con un pedazito de huesso pegado en ella. Luego caminamos unas dos leguas al estsudeste; y dandose por suficiente el registro de esta Cañada, pues no havia mas que ver en ella, se determinó ir para el Real, y atravessando unas lomas altas, que son las que forman la Cañada con la sierra de pinabetes, caminamos unas dos leguas, con rumbo quasi al norte, hasta llegar al parage del Arroyo de San Matheo. Los Indios de esta rancheria estuvieron bastante atentos, y comedidos, y aun molestos, pues se havian pegado tanto al real, que ya muy tarde fue menester echarlos paraque nos dexassen dormir; y creo que serian faciles de reducir con una Mission.

Saturday, March 30, 1776 EN -- Dia30. Sabado. Dixe missa. Esta noche nos llovió algo, y amanecio el dia muy cubierto, y lloviznando á ratos, y á medio dia arreció un poco, y prosiguió agua menudita hasta poco antes de llegar al parage. Los Indios de la rancheria de este arroyo vinieron al real muy de mañana, y estuvieron muy comedidos, y buenos. Salimos del Arroyo de San Matheo á las siete y quarto de la mañana, y á las quatro de la tarde paramos del otro lado de un Rio, que le llamamos el Rio de Guadalupe, (el qual desagua en el extremo del Puerto, y como una legua antes de desaguar esta muy profundo por tener el agua rebalsada y sin corriente) haviendo caminado unas doze leguas con el rumbo vario. Al salir seguimos el camino de la ida unas seys leguas con el rumbo correspondiente, y passamos por las mismas rancherias, cuyos Indios se manifestaron muy mansos, y afables, y los de la tercera rancheria salieron al camino, y se quedaron como tristes porque no fuimos á sus jacales adonde querian que fuessemos, y caminamos hasta llegar al arroyo de San Francisco, en cuya orilla está el Pinabete tan alto que dixe ayer, cuya altura medi con el Grafómetro que prestaron en la Mission de San Carlos del Carmelo, y lo hallé á poco mas ó menos, segun el calculo que hize, de unas cilncuenta varas de alto, y el tronco tenia por el pie cinco varas y media de circumferencia y dixeron los Soldados, que aun los havia mayores en las sierras. La operacion con que medi esse palo fue de esta manera: plantó el Grafómetro distante del pie treinta y seys varas, y alto del suelo vara y media, y luego mirando su cumbre por las pinulas de la alidada, señaló esta cincuenta y dos grados y medio, que despues formando el triangulo de essos grados con el semicirculo graduado, y añadiendole lo alto del pié del Grafómetro, que era vara y media, salio la medida de la altura dicha. A todo esto estuvieron los Indios de la rancheria, que vinieron á vernos y viven aqui, muy atentos y quietos, y como admirados de ver lo que hacia. Con la determinacion de ir á registrar el Rio grande que llamaban de San Francisco, y se decia desaguaba en el Puerto por la parte del norte, desde aqui dexamos el camino, que traximos á la venida, y mudando de rumbo caminamos para el agua, pero apartados de ella como una legua, y en partes mas, por causa de los atascaderos, y seguimos unas tres leguas con rumbo al este; luego caminamos empezando á descabezar este extremo del Puerto, como tres leguas al nordeste, y al ultimo culebreando de oeste á este para vadeal el Rio, y hasta el parage. Todo este camino es tierra muy llana y baxa y por esto atascosa, de modo que en lloviendo mucho se pone intransitable, por lo qual los Soldados practicos nos dician que para passar al otro lado era preciso ir á rodear hasta cerca el arroyo de las Llagas; pero quiso Dios que nos saliesse bien el atajar por aqui, con lo qual ahorramos algunas leguas, y encontramos con el rio de Guadalupe, del qual no tenian noticia los Soldados, y por hallarlo tan hondo nos detuvo mas de una hora para buscarle el vado. Queriamos pasarlo en donde le salimos, porque alli havia una puente de un palo atavessado, y al otro lado havia una rancheria, cuyos Indios manifestaron bastante miedo luego que nos vieron, y quatro que alli havia los contuvo el Sr Comandante dandoles abalorio; pero no podia ser por estar las margenes muy altas. Se buscó vado mas abajo, y quanto mas se iva para el estero y su desemboque estaba peor; por lo qual se determinó passar las cargas y todopor la puente y las bestias á nado; y como el zanjon era tan profundo y emboscado se empezó á trabajar en esto cortando ramas y cavando la margen para darle entrada. Entonces se fue un Soldado á buscarle vado por arriba, y á poco rato bolvio diciendo que lo havia encontrado, como en efecto lo pudimos vadear bien por alli solo con cortar unas quantas ramas. Este parage es de tierras muy llanas, y bien empastadas, pero faltas de leña que no hay mas que la arboleda del rio, que es de alamos, alisos, fresnos y laureles; y no hay en todo aquello ni una piedra. Los Indios despues estuvieron algo comedidos, traxeron algunos ramajos por leña y no tuvieron tanto miedo como al principio. En este camino fuimos dexando el Llano de los Robles á la derecha; y al empezar á descabezar el estero hallamos otra rancheria, cuyos Indios é Indias manifestaron un gran miedo luego que nos vieron, y se les quitó poco aun con darles abalorio; y una vieja desde que nos vio hasta que nos fuimos estuvo en la puerta de su jacal haciendo unos meneos como cruzes, y unas rayas en el suelo, y al mismo tiempo hablava sola como que estaba rezando, y estuvo immoble en su rezo sin hacer caso del abalorio que el Sr comandante le ofrecia. Desde aqui miré el rumbo del estero y vi que era del estsudeste como ayer havia visto; y tambien demarque la isla, que se mira en este extremo cerca de la tierra, como dixe dia 27. En este parage sentimos buen frio, y tambien nos molestaron algo los mosquitos que se crian á la orilla del rio, el qual parece tiene algun pescado, pues vimos alli unas mojarras pequenas, y unas nazas con que los Indios pescan; aunque todo ello creo que es cosa muy corta, pues observé que los Indios que viven al rededor del estero y puerto no son pescadores, y solo en sus rancherias se ven rimeros de conchas de almejas, que sera lo que mas pescan y comen.

Sunday, March 31, 1776 EN -- Dia 31. Domingo. Dixe missa. Amanecio al dia sereno, y con una escarcha , que estaba el zacate, tiendas y todo muy blanco, y con buen frio toda la noche, y tambien el dia con el noroeste que soplaba. Salimos del Rio de Guadalupe á las ocho de la mañana, y á las quatro de la tarde paramos en la orilla del Arroyo de San Salvador, que assi le llamó el P. Crespi, llamado por otro nombre el Arroyo de la harina, que assi le llamaron los Soldados en el viage del Sr Fages, segun dixo el Soldado Soberanes que venia de guia, por haverseles en él mojado una carga de harina, haviendo caminado unas diez leguas largas con el rumbo vario, Al principio como una legua corta al nornoroeste, y luego por causa de los zanjones y atascaderos fuimos variando como tres leguas al estnordeste, y nordeste culebreando hasta salir de los zanjones y tierra baxa, en donde estabamos, y coger tierra mas alta por el pie de las lomas que siguen hasta la Bahia, y Boca del Puerto dulce, que son de la misma serrania que dixe dia 8. Luego caminamos muy apartados del agua, unas tres leguas, con rumbo al nornoroeste, y otras tres al noroeste. Los Indios que por aqui vimos son totalmente distinctos de los passados en el lenguage, algo barbados, manos, y muy pobres; pero en el color lo mismo que todos los demas. Luego que empezamos á camina encontramos con un arroyito que por la cuenta es el que el P. Crespi llamó de la Encarnacion, y ellos lo passaron mas arriba que nosotros. Despues ya que salimos de los zanjones y cogimos tierra mas alta, passamos por la orilla de una laguna algo salitrosa que dexamos á la derecha, y á la qual pareció venia algun arroyo de las cañadas de la lomeria, que ivamos siguiendo. Lo mas del camino es todo tierra muy llana y verde, y florida hasta el estero, pero sin mas madera ni leña que la que ofrecen los arboles que hay en los arroyos que encontramos, que fueron cinco. En todo el llano vimos varios Indios, unos que huian al vernos, otros que se detenian, y á estos procuró el Sr Comandante agazajarlos dandoles abalorio. Los que vimos antes de llegar al primer arroyo parecen Indios muy pobres, y miserables pues ni leña tienen para calentarse, y andan desnudos como todos los que hay por aquellos paises, y comen zacate, y ervas, y unas raizes de que abundan mucho essos llanos, á modo de cebollas medianas, que llaman amole, y con ellas nos convidaba un Indio, que á la punta de un palo traia su provision. Como á la mitad del camino llegamos á un arroyo de poca agua, pero lo mas muy encharcado, y tiene en sus orillas muchos alisos, alamos, y algunos encinos, y otros arboles, y parece que sigue rumbo al oeste á desaguar al estero, al qual caminan todos, para donde corre una espessura de arboles que no pude distinguir si es el curso del rio, ó algo de bosque. De estos arboles nos salieron al camino como treinta Indios con arco y flechas algo ruines, pero de paz; y parece que todos essos Indios son mansos. En el hablar es lengua distincta de las que oimos hasta aqui, y es bien fea, y con la algarabia que metian hablando todos juntos, era cosa á los oidos bien desapacible. El modo de saludarnos era este: venian corriendo, y antes de llegar á nosotros, levantaban el brazo, y con la mano estendida en ademan de que nos detuviessemos, decian gritando y con gran prisa: au, au, au, au, au, au, au,au, au, au, au, au, au: y luego se paraban, dandose una gran palmada en las nalgas; y como ivan gritando unos tras de otros, y luego seguian hablando con gran velocidad y griteria, parecia cosa de infierno. Detuvimonos con ellos un poco, y el Sr Comandante les dio abalorio. Estos Indios puede ser que sean de aquella nacion de la qual hace mension el P. Garces en su Diario, y dice que quando saludan hablan de esse modo. Como algo mas de dos leguas passamos dos arroyos pequeños con su arboleda, que solo los divide una loma no grande, y en medio de ellos vimos una rancheria sin gente. Caminamos como una legua mas, y passamos otro arroyo, en donde vimos una rancheria despoblada, y en un jacal muchos pajaros llenos de zacate que tenian, los Indios para cazar con ellos. Aqui cogieron los Soldados tabaco cimarron, que havia bastante; y á una legua mas llegamos al quinto arroyo, en donde paramos. Luego que passamos este arroyo topamos con un pobre Indio que venia muy descuydadao y luego que nos vio manifestó el mayor miedo que se puede decir: Venia con un manojo de yerba que ellos comen semejante la que en la Mission del Carmelo llaman Morrén, y no tuvo mas arbitrio que tirarse á la larga en el suelo escondiendose entre el zacate para que no lo vieramos, y solo levantaba un poco la cabeza á mirarnos con un ojo. Arrimóse á el el Sr Comandante á darle abalorio: pero estaba tan aturdido que ni tenia accion para tomarlo, y fue preciso apearse el Theniente y ponerselo en la mano, y el le ofrecio su morrén todo turbado quasi sin hablar, como que con aquella prenda deseaba librar la vida que temia haver perdido. No havria visto nunca Españoles, y por esto le causamos tanta novedad y miedo. Este parage está quasi paralelo con el Arroyo de San Matheo, de donde salimos ayer, y todo el camino está apartado del estero, al principio como una legua, y luego fuimos apartandonos mas, de modo que este parage en donde paramos, está distante del agua de estero, algo mas de dos leguas, y todo es tierra llana hasta el pie de las lomas que hemos venido siguiendo. Todo oy vine yo, y el Sr Comandante con la sospecha si la Ysla del extremo del estero, que ayer demarqué, es isla, ó no, porque á mas de que oy mudó de fachada, no pudimos verle la agua de este lado, y lo mismo nos sucedio con la otra larga que demarqué mañana, y me hize juicio, ó que sea poca la agua que la rodea, y por la distancia no se alcanza á ver, ó que es el passo tan atascoso, que por intransitable desde tierra firme se puede reputar por Ysla; y no pude averiguar si hay Indios que las habiten.